|
Ciudad sitiada

Culiacán militarizada: vigilancia que no da paz

En el papel, la estrategia pretende contener la violencia. Pero en la realidad cotidiana, lo que la ciudadanía presencia es una demostración de fuerza que recuerda más a un estado de excepción que a una política de seguridad. La imagen es la de una ciudad sitiada, no de una ciudad protegida
01/08/2025 06:42

CULIACÁN. _ Desde hace semanas, en Culiacán se percibe algo más que calor y tráfico, una tensión contenida que se palpa en cada retén, en cada vehículo militar que recorre las calles. La ciudad, epicentro del conflicto entre facciones del Cártel de Sinaloa, vive una nueva etapa en la estrategia de seguridad federal. La llegada de más de dos mil 190 elementos, entre ellos fuerzas especiales, ha transformado la rutina de miles.

Los puntos de revisión, casi omnipresentes en la mancha urbana, han sido la expresión más visible de este viraje. En teoría, se busca contener la violencia. En la práctica, lo que muchos ven es un músculo militar desplegado en plena vía pública, como si se tratara de una ciudad sitiada.

$!Culiacán militarizada: vigilancia que no da paz

A casi once meses del inicio de esta etapa de violencia, el saldo es ambiguo. Miles de elementos federales patrullan Culiacán, pero el miedo no se ha ido. Los ciudadanos, entre retenes y revisiones, comienzan a preguntarse si entregar parte de su libertad realmente les traerá la paz que tanto anhelan.

La vida cotidiana se ajusta al paso lento de los convoyes y al temor de ser detenido sin motivo. Para algunos, como Gregorio, comerciante del centro, el despliegue no representa un cambio real: “Al final de cuentas no sirve de mucho porque el volumen no erradica eso. Aquí se han puesto cien militares y allá por la Ángel Flores están matando a uno”, dice mientras observa un retén improvisado.

$!Culiacán militarizada: vigilancia que no da paz

Otros, sin embargo, encuentran en la presencia militar un respiro ante la desconfianza que genera la policía local. Manuel, empleado de una tienda de abarrotes, lo explica con franqueza: “La presencia militar en la calle me parece bien, yo estoy más tranquilo, tengo más confianza porque andan patrullando”.

Pero la frontera entre vigilancia y abuso se ha vuelto borrosa. Los puntos de revisión, aunque legales bajo ciertos parámetros, han desatado controversia. Las quejas ciudadanas hablan de actitudes autoritarias, revisiones sin orden y hasta agresiones verbales.

Edith, conductora habitual por la zona del centro, lo ha vivido en carne propia: “Me ha tocado como dos o tres ocasiones que se han portado muy agresivos, que es de “sí o sí” hacer las cosas. No es la manera, según tengo entendido necesitan una orden para pedirte que te bajes del carro”.

$!Culiacán militarizada: vigilancia que no da paz

La tarde del martes, un video encendió aún más el debate. En él, un grupo de soldados detiene un camión urbano y obliga a los pasajeros a descender para ser revisados. La escena, compartida en redes, provocó indignación.

“Está mal que bajen a la gente de los camiones. Cuando los malandros andan haciendo su desmadre, ni en camión andan. Es una pérdida de tiempo, una burla para el pueblo”, afirmó Trinidad, ama de casa.

El imponente despliegue militar, integrado por elementos del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea Mexicana, ha transformado la imagen urbana y rural de Culiacán. Blindados, helicópteros artillados y personal entrenado en combate contra el crimen organizado recorren las calles como parte de la estrategia del Gabinete de Seguridad para contener la guerra entre facciones.

$!Culiacán militarizada: vigilancia que no da paz

Pero lejos de traer paz, esta presencia masiva no hace más que profundizar la sensación de angustia. En lugar de seguridad, se percibe un ambiente cargado, tenso, como si la ciudad estuviera en pausa constante, a la espera de algo peor. Para los ciudadanos de a pie, que realmente padecen las consecuencias de esta guerra, lo que se vive no es tranquilidad, sino una zozobra que se arrastra día tras día, alimentada por el paso de convoyes militares y la incertidumbre de los retenes.