Cada vez más mujeres se unen a grupos criminales en México: International Crisis Group
En México, cada vez más mujeres es integran a organizaciones criminales, señala un reporte elaborado por el organismo Internacional Crisis Group que lleva por nombre “Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos”.
Según el organismo, una de las principales causas por lo que esto ha ocurrido es que el Estado y el sistema judicial no logran proporcionar protección a las mujeres que son víctimas de abusos.
“Cualquiera sea la causa precisa que lleva a las mujeres a la delincuencia, el creciente protagonismo de ellas en las actividades ilegales podría tener enormes repercusiones en la sociedad mexicana, en particular a la luz de las normas machistas que han configurado durante mucho tiempo la división de labores entre hombres y mujeres en el trabajo remunerado, la vida familiar y la crianza de los hijos”, se detalla en el informe.
International Crisis Group es una organización independiente que trabaja para prevenir guerras y diseñar políticas que construyan un mundo más pacífico, señalan en su sitio web.
El organismo, al dar a conocer un perfil de las mujeres que forman parte de las organizaciones criminales, detalla que más de la mitad de las mujeres activas y retiradas de grupos criminales que entrevistó para el informe habían experimentado violencia física en su infancia, y siete eran sobrevivientes de violencia sexual.
Para este objetivo, International Crisis Group se basó en trabajo de campo realizado en Ciudad de México, Zacatecas, Morelos, Sonora y Baja California entre julio de 2022 y junio de 2023 y organizó nueve talleres con 70 mujeres encarceladas o en anexos y realizó 14 entrevistas con mujeres que pertenecen o pertenecieron a grupos criminales, así como 27 entrevistas con hombres y mujeres pertenecientes a organizaciones de la sociedad civil, activistas por los derechos de las mujeres, personal penitenciario, defensores públicos, periodistas, expertos en violencia criminal y autoridades locales y federales.
Según una experta en el sistema de justicia mexicano, la mayoría de las reclusas que han estado involucradas en organizaciones criminales afirman que se encontraban en un estado de extrema soledad y exclusión social desde muy temprano en sus vidas. Sentían que sus familias no las habían protegido.
En el estudio se cita a una ex integrante de un grupo criminal.
“De mi infancia sólo recuerdo estar siempre con miedo y el dolor... La vida siempre fue dura para mí. Yo era el saco de boxeo de mi mamá y de mis hermanos, porque era la más chica y no podía defenderme. Siempre me pegaban por todo, me echaban la culpa de las cosas, por lo mismo era una niña muy muy tímida, casi no hablaba y los profesores pensaba que tenía algún problema mental”, dijo una mujer que fue parte de un grupo criminal que fue encarcelada.
El informe señala que algunas mujeres, especialmente las más jóvenes, recurren a la delincuencia como una ruta no sólo para sobrevivir en comunidades plagadas de violencia y comportamientos amenazantes,sino también para adquirir cierto grado de autonomía e incluso la percepción de dignidad.
“Desde muy morrilla entendí que tienes de dos, o te haces cabrona o te lleva la chingada y no es así como que digas ‘Ay, voy a ser malandra’, pero te das cuenta que no puedes andar en la pendeja, que si quieres vivir tienes que saber cómo defenderte y saber con quién te juntas y una cosa lleva a la otra, y terminas así”, dijo otra ex integrante de un grupo criminal en Tijuana.
Vías de reclutamiento
Las entrevistas de Crisis Group sugieren que las mujeres en México llegan al crimen organizado por dos rutas principales: parejas románticas involucradas en actividades ilícitas o conexiones que forjan en lugares de tráfico y consumo de drogas en comunidades empobrecidas.
“Estas vías no se excluyen mutuamente y a menudo se refuerzan entre sí, llevando a las mujeres y a sus hijos a la órbita de los grupos criminales que dominan los barrios en los que viven”, señala el informe.
“Muchas mujeres exintegrantes de grupos ilegales dijeron que iniciaron sus carreras criminales a través de sus parejas. Cuando sus parejas resultaron encarceladas, las mujeres se involucraron más en las redes criminales, en gran parte porque podían ocupar los puestos ahora vacantes de sus parejas si lograban demostrar las habilidades necesarias”, detalla Crisis Group.
También se destaca que en muchos casos, involucrarse en actividades delictivas ocurre naturalmente como parte de una relación romántica.
“Es común que la pareja le pida ayudar con tareas como transportar sustancias ilícitas o armas, alquilar una casa o recolectar dinero”, enumeró.
Por otro lado, el sentido de comunidad y pertenencia que proporcionan los grupos criminales es muy valorado por las niñas y mujeres jóvenes que tienen conexiones limitadas con sus familias u otras redes sociales, señalan.
El abuso físico y emocional que a menudo marca su vida familiar y sus experiencias en las calles las hace sentir aisladas e impotentes.
“Busqué no sentirme rara o que era una inútil como me decía mi mamá”, le dijo una joven a Crisis Group.
“Era lo que más me gustaba de estar ahí en el cartel, el oír las historias de los chavos y darte cuenta que a nosotros nadie nos quiso nunca, y por eso, esa gente se vuelve tu familia, porque te entiende, porque conoce tus sueños, porque sientes que les importas”.
Destacan que las redes criminales también les ofrecen a las mujeres la posibilidad de vengarse...
Funciones dentro del grupo criminal
Todo depende de las habilidades...“A aquellas con buenas habilidades administrativas y logísticas las pueden designar para que mantengan inventarios de armas y drogas y coordinen ataques contra grupos rivales, secuestros y extorsiones”, se detalla en el documento.
Muchas de las mujeres con las que habló Crisis Group habían sido reconocidas por sus jefes criminales por su disciplina y sentido de responsabilidad. Sus jefes las felicitaron por cumplir las tareas asignadas y su meticuloso manejo del dinero, las drogas y las armas.
Son cinco principales puestos dentro de los grupos criminales organizados: ladronas de autos, tenderas (administradoras de expendios de droga), checadoras (supervisoras), sicarias, jefas de grupo y, en raras ocasiones, jefas de plaza que dirigen la logística de los secuestros, extorsiones y el tráfico de migrantes.
“Aunque las personas entrevistadas afirmaron que no hay puestos dentro de los grupos criminales reservados exclusivamente para hombres, todas las mujeres señalaron que tenían supervisores masculinos y dijeron no tener conocimiento de ninguna mujer en los niveles más altos de estas organizaciones”, señala el informe “Socias en el crimen”.