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Se queda la Cibeles esperando a su campeón

Palestina se impone ante los ojos del mundo; manifestaciones a su favor obligan a cancelar la Vuelta a España

Interrumpida por protestas pro Palestina, la etapa final y la premiación de uno de los eventos ciclistas más importantes del mundo se vio trastocado
14/09/2025 15:40

La Vuelta Ciclista España 2025 se ha quedado sin fiesta. A la cita anual con la estatua de Cibeles, en el centro de Madrid, no llegó nunca el campeón, Jonas Vingegaard.

El danés, acompañado del pelotón, fue declarado campeón 56 kilómetros antes de la meta, en un intento de los organizadores por salvaguardar su integridad física y la de sus compañeros de la furia de los manifestantes pro Palestina.

España, uno de los países más seguros del mundo y también una de las naciones que más ama el ciclismo vivió una “Vuelta” que no olvidará nadie, debido a las manifestaciones que surgieron nada más comenzar la competencia y se fueron intensificando hasta impedir la celebración final.

Los manifestantes que denuncian la saña del Gobierno de Israel en contra del pueblo de Palestina aparecieron a lo largo de las 21 etapas, durante las tres semanas de la competencia y al final desembocaron en una multitudinaria protesta en la capital española, donde consiguieron “apagar” la fiesta deportiva.


Fiesta nacional

La Vuelta Ciclista a España es, junto con el Tour de Francia y el Giro de Italia, considerada una de las tres grandes vueltas del ciclismo profesional en el mundo y una tradición deportiva que ha dado grandes corredores españoles al mundo.

Conocida como la “Vuelta a España” o simplemente como “La Vuelta”, se celebra desde 1935 y a lo largo de su historia ha estado marcada por los sucesos que celebra o sufre España, convirtiéndose en una de sus más grandes fiestas deportivas.

A lo largo de su vida, la Vuelta ha sido cancelada en cuatro ocasiones, de 1937 a 1940 por la Guerra Civil, desde 1943 a 1944 debido a la Segunda Guerra Mundial, y de 1951 a 1954 por una crisis económica que asoló al país.

A pesar de los avatares que han marcado su existencia, la Vuelta siempre ha regresado y ha terminado convirtiéndose en un factor de unión, en un país marcado por la existencia de comunidades con idiomas y tradiciones distintas.

En cada edición, la fiesta ciclista recorre diferentes comunidades autónomas, en una Vuelta que va recorriendo el país de sur a norte y de esta a oeste, recorriendo valles y montañas, pequeños pueblos y grandes ciudades, donde siempre hay apasionados seguidores impulsando a sus ídolos.


Tres semanas de dolor

Convertida en una de las competencias deportivas más exigentes, la Vuelta Ciclista a España está compuesta por 21 etapas que recorren diversas regiones de España, con dos días de descanso y con recorridos que pueden superar los 200 kilómetros diarios.

La carrera dura tres semanas y cuenta con etapas de alta montaña, etapas llanas para los llamados sprinters, circuitos de crono individual y en equipo, y con el paso del tiempo se ha convertido en una de las principales competencias deportivas del mundo.

La competencia integra a 23 equipos, 20 de ellos con las mejores posiciones del WorldTour y tres invitados. Cada equipo está integrado por ocho corredores, que trabajan para llevar a su líder hasta la meta final en Madrid.


Impacto internacional

A pesar de ser una carrera nacional, la Vuelta se ha convertido en un escaparate internacional, con la participación de los mejores equipos ciclistas del planeta, pero no ha podido escapar a los eventos políticos y sociales que afectan al mundo.

Con la guerra entre Israel y zonas de Palestina en curso, que ha llegado a considerarse un genocidio perpetrado por Israel, Europa se ha convertido en el escenario de manifestaciones multitudinarias y han terminado por afectar a los eventos deportivos.

El Tour de Francia, celebrado apenas el pasado julio, sufrió la presencia de manifestantes pro palestinos que intentaron boicotear la carrera, pero no lo consiguieron.

Ya en España, las manifestaciones fueron creciendo con un equipo en la mira, el Israel Premier Tech, patrocinado con dinero israelí.Los manifestantes exigían a los organizadores que fuera retirado el equipo israelí, pero la organización del evento se negó, provocando que las manifestaciones fueran creciendo en intensidad.


Un recorrido accidentado

Conforme pasaban las etapas de la vuelta iniciada el 23 de agosto, la edición número 80 de la competencia, comenzó a sufrir una escalada de las manifestaciones que ya se habían visto en Francia.

Los manifestantes comenzaron a entrar en la ruta de los ciclistas con la intención de detener la carrera, lo que consiguieron finalmente en la etapa 11, el 3 de septiembre, en Bilbao, obligando a la organización a anular la etapa.

Cinco días después, los manifestantes consiguieron impedir la llegada de los corredores a la meta en una zona de Galicia, donde los organizadores se vieron obligados a premiar al ganador unos kilómetros antes de la meta.

Y mientras pasaban las etapas las manifestaciones continuaban creciendo, como una peregrinación que iba reuniendo inconformes en su camino, todos con un solo destino: Madrid.


La meta

Preparadas para un asedio, las fuerzas policiacas de todos los niveles de España montaron un operativo en las calles por donde llegarían los ciclistas a la meta, instalada en el corazón de Madrid.

Acorazadas, con vallas de acero, cientos de patrullas, policía montada, helicópteros y equipos antimotines, las autoridades madrileñas intentaron contener al tsunami que se les venía encima.

Oficialmente se registraron 12 manifestaciones, en una declaración de guerra abierta y frontal en contra de las autoridades con una única misión: boicotear la carrera, en un intento por llamar la atención del mundo, que se niega a impedir la muerte de miles de palestinos.

Los antimotines prepararon bombas de humo, escudos y cárceles, pero cuando la multitud empujó las vallas el operativo se desvaneció como un castillo de naipes: nada, absolutamente nada puede contra una marea humana.

A 56 kilómetros de la meta, los organizadores dieron por terminada la Vuelta, y declararon campeón a Jonas Vingegaard, líder durante prácticamente toda la competencia.

Unas horas después, en un hotel cercano al aeropuerto y con una lona repleta de marcas de patrocinio a la espalda, los organizadores entregaron los trofeos a los ganadores; aunque los únicos que festejaron en la meta fueron los manifestantes, que por fin consiguieron que el mundo recuerde que hay una guerra en Palestina.