Los cinco minutos en que ‘El Mayo’ pidió perdón y confesó que sobornó a todos
Poco después de las 12:30 horas, Ismael Zambada García, “El Mayo”, tomó aire y comenzó a leer el papel que tenía enfrente.
Las casi 70 personas en la sala de audiencias del décimo piso de la Corte de Brooklyn contuvieron el aliento.
El capo de capos, el que jamás había sido detenido, daría el primer, y tal vez único, posicionamiento público.
“Durante casi 50 años creé y dirigí un gran grupo criminal llamado el Cártel de Sinaloa. Comencé a los 19 años traficando mariguana... Pero con el paso del tiempo tejí una gran red de socios y cómplices que trabajaron para mí durante todo este tiempo. Lo hice para traficar mariguana, y luego cocaína desde Sudamérica, y después otras drogas hacia los Estados Unidos”, dijo Zambada García, en un español claro que de forma simultánea era traducido al inglés ante la mirada atenta del Juez Brian Cogan.
“El Mayo”, de copiosa barba y cabello encanecido, prosiguió con la lectura de su declaración convertida en confesión. Detalló cómo había coordinado distintos cargamentos de droga y cómo luego, a través de la violencia, es que su poderoso cártel consiguió imponer su ley criminal.
“Tuve un gran número de hombres armados a mi cargo. Todos ellos dirigidos por comandantes (...) ordené asesinar a otros. Esto trajo consigo muchas muertes y murieron muchos inocentes”, apuntó el capo sin cambiar el tono mesurado de su discurso, que contrastaba con la gravedad de lo que confesaba.
Zambada García, tal vez a propósito o tal vez sin intención, dejó para el final de su confesión un punto clave: el reconocimiento de las redes de corrupción que forjó en todos los niveles en México.
Una confesión que generó murmullos, sobre todo, entre los periodistas y medios mexicanos presentes en la cobertura de la audiencia.
“Durante todo este tiempo recurrí también a la corrupción en México. Pagué sobornos a policías, mandos militares y políticos. Lo hice desde el principio y seguí haciendo todos los años hasta que fui capturado”, sentenció el capo.
Y a manera de despedida, “El Mayo” remató esta confesión de no más de cinco minutos con unas palabras que parecieron ser un intento de reconocimiento de lo hecho, aunque el tono en que las leyó fue el mismo que utilizó durante toda la lectura.
“Reconozco el gran daño que he causado en todos estos años a la gente en los Estados Unidos, en México y en otros lados. Asumo mi responsabilidad y pido perdón a todos por mis acciones”, concluyó el capo, acompañado de un gesto de asentimiento de su abogado defensor Frank Pérez.
Millones en la mesa, cooperación en el aire
La confesión que Zambada García dio ante el Juez Brian Cogan estuvo precedida de la lectura de cargos en su contra. En síntesis el capo reconoció ser culpable de dos cargos llamados empresa criminal continua con la finalidad de cometer múltiples delitos.
El Juez Brian Cogan explicó de forma didáctica a Zambada García que se trataba de dos delitos de extrema gravedad que como pena segura traerían consigo la cadena perpetua. Le dijo que si se declaraba culpable renunciaría no solo a su derecho a que le sean probados esos delitos en juicio sino también a su derecho a apelar la condena que le sea impuesta, y a que se le considere inocente durante todo ese plazo.
“Incluso si usted es culpable tiene derecho a declararse no culpable. Es la Fiscalía la que tiene que probar más allá de toda duda razonable que usted cometió esos delitos (...) ¿está seguro que quiere renunciar a todos esos derechos?”, le cuestionó por cuarta vez el Juez a “El Mayo”.
“Sí señor. Estoy seguro”, dijo sin mayor duda Zambada García.
Los fiscales de Estados Unidos subrayaron antes de que concluyera la audiencia que como parte del acuerdo de culpabilidad el capo aceptó que se decomisen y aseguren recursos y propiedades bajo su poder por aproximadamente 15 mil millones de dólares. Ello permitirá a los fiscales ir tras cuentas bancarias y decomisar los recursos que se consideren ligados al cártel criminal.
Al concluir la audiencia y entre un mar de preguntas, tropezones y empujones el abogado Frank Pérez, defensor de Zambada García, rechazó que como parte del acuerdo de culpabilidad su cliente haya decidido convertirse en testigo colaborador.
La respuesta no pareció convencer a nadie pues se le insistió que entonces cuál era la ganancia para el capo. Pero el defensor se mantuvo en su posición.
“La información que tiene El Mayo Zambada, se queda con El Mayo Zambada”, dijo el defensor en un intento por esquivar los cuestionamientos.
Solo el tiempo dirá si ahí es realmente cierto.