Los sueños son una conexión directa con la literatura: Martín Solares
Una amena e ilustrativa charla sobre sueños y la creación literaria de su última novela Cómo vi a la mujer desnuda cuando estaba en el bosque, compartió el escritor Martín Solares con los integrantes del Club de Lectura “Efecto Tequila”, que coordina el maestro Élmer Mendoza, en El Colegio de Sinaloa.
La charla se llevó a cabo en las instalaciones de El Colegio de Sinaloa, a donde acudieron los integrantes del club y a distancia, se conectó vía zoom, el escritor.
Colmada de referencias históricas acerca del movimiento surrealista, Cómo vi a la mujer desnuda cuando estaba en el bosque es el cierre de su trilogía policiaca protagonizada por el detective Pierre LeNoir, para la que Martín Solares asegura haberse sumergido en una documentación exhaustiva.
“Al ser latinoamericano, no me sentía con el derecho de escribir sobre Francia y sus vicisitudes”, expresó.
Respecto al espiritismo que permea en su relato, comentó que este se originaba en algunas notas al pie de página de memorias y biografías consultadas durante su investigación, muchas de las cuales eran simples suposiciones, sin embargo, eso permitió que iniciara su cabalgar creativo.
“De eso está hecha mi literatura, de unas piezas de investigación y mucha imaginación”.
Martín Solares compartió su encanto por el plano onírico, afirmando que los sueños son una conexión directa con la literatura; estos le hablan y él escribe mejor dormido que despierto.
“Estoy convencido de que la literatura tiene que ser una forma de sueño. Como escritor, uno tiene que hacer que el lector empiece a soñar desde la primera frase, le tienes que susurrar algo misterioso para sacarlo de su cotidianidad y después darle motivos constantes, todos eslabonados alrededor de una imagen, para que deje lo que esté haciendo y solo le importe la realidad que tú le estás ofreciendo”.
Entre felicitaciones y agradecimientos por compartir su trabajo, el escritor mexicano relató que el efecto de familiaridad del lector con los personajes surrealistas contenidos en su novela se logró gracias a la sensatez de una frase de Gabriel García Márquez, en la cual afirmaba que para la creación de una novela histórica, primero hay que saberlo todo, después olvidarlo y una vez que no necesites citar, estás listo para hacerlo bien.
“Tomar bloques de historia y ponerlos tal cual, no va a funcionar. No creo en echarle al lector toneladas de información encima y que él digiera y haga el libro. Somos nosotros, los escritores, quienes tenemos que darles las perlas y una perla se consigue después de muchos trabajos, después de sumergirse horas en lo profundo hasta que la obtienes”, añadió.
Durante la sesión, los integrantes del Club de Lectura “Efecto Tequila” sostuvieron un diálogo, a manera de preguntas y respuestas, con el autor respecto a la novela.
Martín Solares nació en Tampico, Tamaulipas. Es editor, narrador y ensayista. Estudió el doctorado en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos en La Sorbona.
- La charla se llevó a cabo a distancia.
- Los integrantes del Club de Lectura tuvieron la oportunidad de hacer preguntas al escritor.
- El Club de Lectura “Efecto Tequila” lo coordina el escritor Élmer Mendoza en El Colegio de Sinaloa.
Se ha desempeñado como editor en Almadía, Océano y Tusquets y forma parte del consejo editorial de la revista Revuelta. Ha colaborado en La Jornada, Milenio, Proceso, Replicante y la página electrónica sololiteratura.com, entre otras publicaciones.
Ganador del Premio Nacional de Literatura Efraín Huerta 1998 por la novela fantástica El centro de la ansiedad. Premio Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2008 por Monstruos. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2016 por Teoría de los tigres y otros peligros que acechan al escritor de ficciones. Un ensayo sobre el arte de contar.
Parte de su obra se encuentra en las antologías Día de muertos, La littérature mexicaine des treinta dernières annes y Grandes hits. Nueva generación de narradores mexicanos. Su novela Los minutos negros ha sido traducida al inglés e italiano.