Mayte dejó todo para buscar a su hermano Marco: cuatro meses sin él, una vida sin pausa
ESCUINAPA._ La vida para Mayte Aguilar Vargas se pausó de manera profesional para tomar una pala, una gorra y salir a buscar a su hermano Marco Ernesto.
Este sábado 30 de septiembre, día en que se visibiliza la “desaparición forzada”, se cumplen también cuatro meses sin saber de Marco Ernesto, su hermano pequeño, un agente de Tránsito de Mazatlán.

Cuando como familia empezaron a buscar a Marco, primero fueron a las instancias oficiales, con el jefe de su hermano, y después se unieron al colectivo, entendiendo que solo unidos a alguien que vive su mismo dolor es como la búsqueda puede tener resultados.
“Me uní a un colectivo de búsqueda porque si no lo haces tú, en realidad no es visible, lo hacen como que no pasó, como que no hay desparecidos. Yo lo veo como que al visibilizarlos no los olvidamos, no los dejamos de buscar”, expresa.
Para Mayte, Marco no es pasado, todos los días es un presente, aunque para ello tenga que luchar con su mente, piensa en que volverá, que está bien, que pronto estará con sus seres queridos.

No puede dejar de hacerlo, entre ella y Marco solo hay un año de edad de diferencia, juntos iban a la escuela y juntos vivieron el proceso de la pérdida de su madre hace 22 años en un accidente.
Sin su mamá, tomó la decisión personal de irse a la búsqueda de Marco, de dejar de hacer sus cosas, de dejar el estado en el que radicaba.
“Cambia tu vida totalmente, dejé mi trabajo, dejé el estado en que vivía para mudarme y esperar su regreso. No tengo trabajo, lo sigo esperando y siempre lo voy a esperar”, expresa.

Y más allá de dejar toda su vida profesional, también la lucha emocional, mental, se ha convertido en una batalla diaria.
“Ha sido muy difícil, ha sido luchar con la mente todos los días, la primera vez que fui (con el colectivo) a un cerro pensé ‘¿Qué estoy haciendo aquí?’ con una pala buscando cuerpos de personas, pues realmente parecía una pesadilla”.
Buscar a su hermano ha sido ir a comunidades diversas, a cerros, buscar en aguas, entre mangles, tapizar con imágenes la vía pública de Mazatlán, de los municipios del sur.

Ir con el colectivo es encontrar la fuerza para seguir adelante con el dolor que comparten, que las une con ellas es una empatía total.
“A veces una llora, otra no, a veces una trae ánimo, pero al estar juntas sentimos el apoyarnos y seguir buscando”.
Nunca pensó que vivirían esto, indica, pese al trabajo de riesgo de su hermano, nunca lo consideraron de esa manera hasta que hoy lo puede observar.

Se ha encontrado con familias con hijos, con hermanos, esposos desaparecidos, pero que no están saliendo a buscarlos por miedo y es algo que todos viven, solo que intentan ser valientes, son los únicos que pueden salir a buscarlos.
“No buscamos culpables, no le tenemos coraje a nadie, solo quisiera que alguien llamara y dijera ‘aquí puedes encontrar a tu hermano’ o a esa persona, solo queremos que nos llamen y nos acerquen a nuestros seres queridos”.

Una llamada, una búsqueda positiva es un ‘alivio’ pues después de una desaparición forzada, no se vive, indica, es estar en otro mundo.
A quienes hoy tienen un desaparecido y tienen miedo les diría que dejen a un lado ese sentimiento y salgan a buscar a su ser querido, solo ellos pueden hacerlo.
“Me gustaría decirles a las personas que compartan las fichas, que sean empáticos, que a lo mejor no sienten el dolor que uno está viviendo, solo deslizan las pantallas, pero al ayudarnos a compartir las fichas, llamando si tienen alguna información, de fosa, de sitios, serían de gran apoyo para nosotros”.

Si las personas que se llevaron a su hermano leen esta entrevista, la escuchan a través de Noroeste, les pide que le digan dónde está o si pueden dejarlo en libertad, nadie los acusará, solo quieren su regreso.
“A Marco lo espera su hijo, tiene un hijo, su esposa, mi papá y mis hermanos”.
En casa de Mayte falta Marco Ernesto y cada día lo siguen esperando.