Agustín, casi medio siglo dedicado a la fotografía, en busca del sustento para su familia
EL ROSARIO._ Mientras con una mano sostiene su cámara Canon, y con otra una muleta, Agustín Pérez Velázquez recuerda que desde 1978 y con 16 años, desarrolla la fotografía en la ciudad, tiempo que le ha permitido vivir el paso de lo analógico a la digital sin dar marcha atrás en busca del bienestar de su familia.
Sobre su encuentro con este oficio, refirió que era mientras trabajaba en el sector Salud tomando muestras de sangre y vectores, cuando conoció a un fotógrafo que trabajaba con una cámara instantánea.
“Me llamó la atención que el amigo ganó en menos de 2 horas más de 350 pesos; y a nosotros nos pagaban bien, mejor que a los profesores, mejor que los soldados y no se comparaba con lo que estaba ganando él (fotógrafo), entonces me entra la curiosidad”, recordó.

Precisó que tras este encuentro decidió iniciarse en este oficio con la ayuda de aquel fotógrafo, quien le gestionó una cámara de ocho con las que contaba su padre con un costo de 800 pesos, llevándolo a un caminar de 46 años hasta mantenerse vigente.
”Yo sólo aprendí ahí con lo que me enseñó él. Entonces la casa Arauz, que aún existe, nos dio un curso de fotografía profesional, desde el inicio de la fotografía, de qué está hecho el material fotográfico, que en ese tiempo manejábamos como negativo 5 milímetros”.
Agustín reconoció que no fue sencillo su inicio al tener que memorizar la entrada de luz, saturación y todo lo relacionado con la configuración de la cámara fotográfica para obtener una buena imagen.
El fotógrafo señaló que tuvo múltiples anécdotas como aquella ocasión cuando con un apagón perdió todo un evento de una quinceañera al momento de revelar las fotos.
No obstante refirió que si bien la modernidad permite ver la fotografía para ver cuando algo se tiene que corregir, pero también ha diezmado la actividad volviendo más accesibles los equipos o incluso que los celulares cuentan con cámaras de mucha calidad.
“Yo pienso que a todos (nos ha afectado), porque yo, pues me iba muy bien en ese tiempos porque había ese gran deseo de la fotografía”, expuso.
Reconoce que este trabajo le ha dado la satisfacción de sacar adelante a su familia y darle estudios a sus tres hijos, contando con un Ingeniero Electrónico, un Licenciado en Ciencias del Mar y un Ingeniero en Sistemas.
Expresó que mientras sus hijos estudiaban le han ayudado en algunos eventos, principalmente videograbando.

En la actualidad, Agustín puede ser encontrado en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario, donde ofrece su trabajo a aquellos que acuden a cumplir con un sacramento, al tiempo que busca el ingreso familiar con la venta de suplementos alimenticios.
“Yo aprecio mucho mi trabajo y para mí es una bendición de Dios, y es un trabajo que si lo sabes hacer da dinero”, asegura.
Concluyó que seguirá con esta labor mientras las fuerzas se lo permitan ya que citó el dicho: “hasta donde llegue el perro llegó la rabia”.