Vanesa enseña a niños de las costas de Navolato a cuidar de las especies del mar
Al provenir de una familia de pescadores, ha pasado buena parte de su vida en el mar, pero también en las aulas de primaria y secundaria, enseñando la importancia de cuidar de la bahía y costas de Navolato.
Vanesa Noemy Valenzuela Castro es una joven originaria de Altata, preocupada por su comunidad y la subsistencia de la tradición pesquera.
Su experiencia como pescadora y estudiante de la licenciatura en Ingeniería Ambiental le ha permitido concientizar a niños y niñas de las comunidades costeras para que protejan los ecosistemas y las especies que ahí habitan.

En conjunto con la cooperativa Almejeras de Santa Cruz y la Red Nacional de Mujeres por la Pesca han desarrollado la “Escuelita de la Conservación”, un proyecto que inició en 2024, donde los niños aprenden jugando.
“Nosotros vamos con las instituciones educativas, en el caso de las comunidades que hemos manejado: Las Aguamitas, Dautillos y Altata, vamos con las directoras, pedimos permiso y si nos dejan damos las clases”.

Los estudiantes de cuarto, quinto y sexto de primaria, con los alumnos de secundaria conocen sobre los recursos pesqueros, el cuidado y protección de manglares, de la bahía, de la importancia no tirar desecho a playas y el mar.
La idea, de acuerdo a Vanesa, es que los menores de edad transmitan la información a sus familiares y amigos.
“Lo primero es que los niños conozcan y sepan que merecen un medio ambiente sano y después que también se involucren, que cuiden sus productos, porque al final las beneficiadas son las familias, que les proporcionarán educación, alimento y ropa”.

Uno de los casos más importantes que ha habido a partir de la enseñanza de conservación ha sido el de un padre y su hijo, Vanesa narró el cambio radical del pescador, quien talaba manglares y cometía pesca ilegal, que con los aprendizajes de su hijo, se volvió restaurador del ecosistema.

Aproximadamente 500 niños de comunidades pesqueras han aprendido la importancia de cuidar los ecosistemas costeros.
Al igual que otras costas de Sinaloa, en Altata la producción de camarón y otras especies marinas ha disminuido.
Yanett Miranda Castro Medina, presidenta de la Red Nacional de Mujeres por la Pesca y de la Cooperativa Almejeras de Santa Cruz, recordó que en su infancia, por allá de los años ochenta, la captura de camarón y almeja era un sustento que alcanzaba para todas las familias.
“Se procesaban hasta 30 toneladas diarias de almeja, blanca, chocolata. Toda la comunidad de El Tetuán y Altata podíamos vivir de eso”.
“Pero ya ves, la chocolata se acabó por más de 10 años, no había ni una sola, eso disminuyó las entradas de dinero, así también el camarón, que cada vez hay menos, por eso la gente se ha dejado de dedicar a la pesca, porque hay menos recursos” explicó.
Mencionó que hubo muchos indicios del deterioro de los sistemas lagunares, la necesidad de mayores apoyos, la falta de seguridad social para los pescadores en las cooperativas y la búsqueda de alternativas para obtener el sustento de la familias.
“A partir de que empezó a ser más turístico Altata, empezaron a desarrollarse esos puestitos en la playa, la gente se fue a Nuevo Altata a trabajar de jardineros, de mantenimiento, de guardias o limpia albercas”.

A diferencia del sur de Sinaloa, donde ha hecho falta la entrada de agua dulce, o el dragado del sistema, en Altata y las comunidades pesqueras, la falta de camarón está relacionada al crecimiento de granjas acuícolas, regulares e irregulares.
De acuerdo al Gobierno del Estado, hasta el 2023, Sinaloa tenía un registro de mil 912 granjas de producción acuícola y una población de 42 mil 654 pescadores, de altura y ribereños.