Arropados, con agua y ratos a la sombra, luchan trabajadores agrícolas contra el calor
Reyna Cabrera espera en la orilla de la carretera a que le den un “aventón” rumbo a Villa Juárez.
Acaba de terminar su jornada laboral en el campo Santa Martha. Son las 12:00 horas del mediodía.
El sol cae a plomo y no es fácil apreciar su rostro, porque está totalmente encapuchada.

Como ella, miles de trabajadores deben levantarse con el amanecer para evitar la agresiva elevación de las temperaturas que trae la tercera ola de calor en México.
La zona agrícola del centro de Sinaloa está convertida en un horno que esta semana puede rebasar los 45 grados centígrados de sensación térmica.
Reyna no sabe de olas de calor, de mediciones impresionantes o las alertas, pero sabe cuidarse como los demás.
“Está muy fuerte la calor, no se aguanta pues... ahorita andamos bien porque nos dejan salir temprano y no nos asoleamos tanto, pues, luego nos vamos a la sombra un rato y así, sombreamos. Nos dejan sombrear”, expresó.
Además de sombrear, en Villa Juárez los jornaleros también se “encierran”, como le dice Ariel a cubrirse completamente de ropa, se toman cuatro o cinco litros de agüita al día para librar la jornada, a veces un suero y reposo, para no azotar.
Pero el sufrimiento no para ahí, pues en casa casi nadie tiene aire acondicionado.
Las jornadas encerrados y el riesgo de azotar
“Ha estado fuerte, y así encerrados se siente más, nos ha pegado duro...”, dice Ariel Humberto.
Cuando dice “encerrado”, Ariel se refiere a que el cuerpo lo lleva completamente arropado, para minimizar los efectos de los rayos del sol. En el grupo, agrega, todavía no hay nadie que haya sufrido golpes de calor o de deshidratación.
“Hasta ahorita no porque está tome y tome agua uno, de hecho, antes alcanzaba el agua, normalmente con un termo para el día, y ahorita ya se lo acaba uno para el mediodía”, explica.
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- Ariel Humberto.
Como siempre, la jornada laboral de ellos es la más pesada, ahora se siente más larga por las temperaturas a la intemperie.
“Tenemos que trabajar, hay que aguantarnos”, renegó.
“Nomás estar tomando agüita y con uno que otro suero en las tardes que sale uno”.
Sin embargo, muchas veces los cuidados que puedan tener los empleados no son suficientes para combatir las largas jornadas bajo los rayos del sol y las altas temperaturas registradas, así como las afectaciones de esto.
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- Jorge Medina.
“Pues hubo ratitos que sí, sí sentí, como se empieza uno a marear, así como que le va a dar vómito, y ya dice uno mejor se va a la sombra a tomar un suero y reposar, porque si sigue uno así, azota uno ahí”, compartió Jorge Medina, trabajador de un módulo de riego.
Sin pensar en aires acondicionados, combaten el calor con abanicos
Como la de José Luis, son muchas las familias que residen en los campos agrícolas y no cuentan con aire acondicionado para refrescar su espacio.
La mayoría tiene un ventilador de pedestal o algunos disponen de un solo aire acondicionado para abastecer a una familia entera.
“Andamos trabajando, pero está batalloso ahorita”, comentó José Luis, un habitante del campo agrícola El Milagro, .
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- José Luis.
Hace una pausa y luego señala un pequeño abanico de pedestal cerca de él.
“Ahí tengo ese, se me quemó, apenas antenoche se me quemó”, lamentó.
Ahora, explicó, solo podrá repararlo si lo lleva hasta el centro Villa Juárez, aproximadamente a unos ocho kilómetros de distancia de dicho campo.
Las ondas de calor que han azotado Sinaloa recientemente también generan malestar y preocupación para los pobladores pues a veces los abanicos son suficientes para abastecer a familias completas.

“Ventilador sí tengo”, dijo Ely Ortega, un trabajador proveniente de Tapachula, Chiapas, que arribó a los campos sinaloenses en 2003 y formó una familia en Villa Juárez.
- ¿Y qué tanto les ayuda para el calor a su familia?
Muy poco, muy poco, porque sí se siente calor. Yo aquí duermo con mi esposa.
Ely señala su cuarto en Campo Nuevo, en el cual dispone de un ventilador, mientras que sus tres hijos descansan en el único cuarto con aire acondicionado.
En el complejo hay otras 30 habitaciones más y ninguna tiene aire acondicionado.
En el caso de Caín Cota, oriundo de Sinaloa de Leyva y habitante de El Milagro, tiene un pequeño cuarto que aclimata con un cooler, un ventilador que cuenta con un sistema que se llena de agua y avienta el aire más fresco.

“Tenemos cooler, ahorita vivimos aquí mi esposa y yo, y cuatro niños”, explicó.
“Afortunadamente no hemos tenido problemas porque nos hidratamos, un suero y lo que hay que tomar para poder trabajar, ahorita vamos saliendo, ya no se puede andar afuera, salimos como a las 11”.
Mientras plática, sus hijos permanecían al interior del espacio refrigerado.
El llamado de ayuda del Movimiento Triqui
Sebastián Mauricio, un miembro del Movimiento de Unificación de la Lucha Triqui en Villa Juárez, lanza un llamado para que las personas volteé apoyar a los más necesitados por estas condiciones.
El movimiento Triqui, que encabeza Juan López, lleva más de 30 años de luchar por derechos humanos de los indígenas
“Ahí pasa la gente que busca algún apoyo, una despencita... Vamos con las autoridades, vamos para Navolato, para Culiacán y así seguimos, luchando”, dijo integrante de dicha organización.
“Estamos solicitando el apoyo para la gente, porque todos somos personas muy nobles, todos somos quienes trabajamos en el campo”.