¿Quién manda en las prisiones?

22/08/2025 04:02
    García Harfuch admitió que narcos delinquen desde las prisiones federales, mostrando la incapacidad del Gobierno. La corrupción, la falta de recursos y leyes ineficaces agravan la crisis. Se requieren reformas para eliminar el autogobierno de las cárceles, vigilar a funcionarios penitenciarios, mejorar las condiciones y evitar que los capos sigan mandando desde prisión.

    En el marco de la entrega de 26 narcotraficantes a Estados Unidos, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, justificó la medida como necesaria debido a que algunos de estos criminales, seguían delinquiendo desde la cárcel; sin embargo, esto es una revelación mayúscula, ya que la mayor parte de estos narcos estaban presos en centros penitenciarios federales que dependen de la Secretaría del propio Harfuch, de modo que de alguna forma el funcionario está aceptando que su equipo es incapaz de mantener el control de las prisiones.

    Es decir, la revelación acompañada de la acción de enviar a los 26 criminales es devastadora, porque equivale a tirar la toalla, es como si se dijera, dado que nosotros no podemos con este problema, lo enviamos a Estados Unidos, porque allá sí pueden garantizar que los criminales no sigan perpetrando delitos, pero ello nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué el Gobierno de México no puede controlar las prisiones federales?

    Al respecto hay al menos tres hipótesis: la primera es la existencia de funcionarios corruptos, que por un pago o por miedo a los narcos, se corrompen y se ponen a su servicio; la segunda es la incapacidad operativa, es decir, la combinación entre personal mal calificado, recursos insuficientes y procesos inadecuados, que hacen que los centros penitenciarios no funcionen de manera óptima, y la tercera es la falta de un marco legal adecuado que permita aislar, como en las cárceles de máxima seguridad en los Estados Unidos, a los narcos más peligrosos para que no sigan delinquiendo.

    Cualquiera de las tres anteriores es inaceptable, porque detonaría a su vez las interrogantes de por qué no se ha combatido la corrupción en el sistema penitenciario, por qué no se está invirtiendo en el mismo y por qué no se ha propiciado la actualización del marco legal, si se cuenta con una aplanadora legislativa al servicio de Morena.

    De hecho, la revelación de García Harfuch debe propiciar un programa nacional de fortalecimiento de las prisiones en México, que busque de forma urgente los siguientes objetivos:

    1. Garantizar que en ninguna prisión en México haya autogobierno, ya que se trata de instalaciones que son responsabilidad del gobierno y, por tanto, las autoridades penitenciarias deben tener el control, ya que de otra forma las cárceles se convierten en otra fuente de ingresos para el crimen organizado.

    2. Se deben tener protocolos más estrictos para evitar que los grandes capos arrestados en México sigan siendo jefes de sus organizaciones desde prisión, reduciendo al mínimo indispensable su contacto exterior, sin faltar a sus derechos humanos.

    3. Tener controles más escrupulosos para identificar casos de corrupción de funcionarios y guardias en los centros penitenciarios.

    4. Reducir la sobrepoblación que existe en un porcentaje importante de los centros penitenciarios, ya que estos son fuente de motines, riñas y problemas en las prisiones.

    5. Mejorar las instalaciones, sistemas de seguridad, capacitación de los guardias y equipamiento en las prisiones.