Hasta que por fin
Por lo menos el Gobierno de Culiacán ya mostró acciones para proteger a sus elementos de la Policía Municipal y sorprendió a todos con una licitación para comprar chalecos de protección.
Si bien es cierto desde aquí hemos insistido en que a Juan de Dios Gámez Mendivil, el Presidente Municipal de Culiacán, le ha faltado pimienta para verse como el líder que necesitamos en medio de esta crisis, bueno, pues aquí hay una decisión por la que podemos decir: aaaaahhh, bueeenoooo.
Esta licitación, según el documento, busca reforzar a la corporación policial municipal con la adquisición de 528 chalecos antibalas.
La noticia llega en medio de una crisis específica que es parte de una crisis más grande, que ubica a los policías municipales como la corporación más atacada con asesinatos en medio de la guerra interna del Cártel de Sinaloa.
Y hemos estado friegue y friegue con lo mismo porque da la casualidad que el Ayuntamiento de Culiacán apenas realiza la primera compra de este tipo para sus agentes desde el 2022, según arrojó una búsqueda en los registros de la plataforma Compranet. Este paquetazo de chalecos es una adquisición que nada qué ver con la del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, que comprará 80 chalecos para la Policía Estatal de Sinaloa, y otros 30 a repartir entre las distintas policías municipales.
Ahora sí que Juan de Dios puede decir que no necesita bules pa’ nadar, porque ni siquiera el total de los 30 alcanza en Culiacán para una muela.
Además los que se van a comprar no son cualquier tipo de chalecos, pues según los requisitos, deben contar con protección delantera y trasera, y estar alineadas con normas establecidas por el Instituto Nacional de Justicia de los Estados Unidos de América. Desde aquí un pulgar de enhorabuena para la gestión local para el reforzamiento de la Policía Municipal de Culiacán, pues es lógico que hay que tomar decisiones como esta en medio de una situación de emergencia.
Dice el jefe que pa’ las cocas
Una tarde cualquiera de agosto, un trabajador de la carpintería viajaba de regreso al taller con cierto apuro, porque necesitaba todavía llevar una batanga que le habían prestado a devolver a su dueño.
En el Culiacán en que hoy vivimos no hay mucho espacio que podamos dejar al despoblado y menos entre tanto militar, marino, guardia nacional o policía federal.
Los llamados “Harfuchs”, dijeran los periodistas.
La bronca es que han pasado ya tanto tiempo en la ciudad que empiezan a perderse, a portarse demasiado manfleis o de plano ya se atreven a cometer actos de corrupción.
Increíble que pase esto en medio de la crisis por la que estamos atravesando, pero pues así pasa cuando sucede.
Total, pues nuestro compa llegó al taller, enganchó el remolque a la camioneta y salió a la calle.
Ni siquiera vale la pena decir en donde fue.
Sólo que cuando tomó un bulevar fue detenido de inmediato por los agentes federales, ya ni siquiera por los policías estatales, tan acostumbrados ellos al 500tón.
Pues los “Harfuch” le hicieron la parada a nuestro amigo carpintero, lo interrogaron y pidieron papeles de la batanga.
Les explicó que era prestada y que pues no tenía los papeles.
La conversación se hizo eterna y para cortar, nuestro amigo propuso que le llamaran a Tránsito para que se la recogieran, le dieran una infracción o algo, pero le urgía irse a casa con su familia a descansar.
Pero la sorpresa es que fue tanta la maroma del agente que terminó pidiéndole pa’ las cocas por dejarlo ir.
La respuesta de nuestro amigo fue negativa y le reclamó que no era la primera vez que le hacían esa sugerencia o petición.
¿A ustedes les ha pasado esto?, porque si es así ya comenzaron a flaquear y nos enfrentamos a una corporación que se presta para la corrupción.
Ojalá que no, que les dé vergüenza y tengan en claro que lo que menos necesitamos ahorita es una corporación débil y chalinera.
Es momento hoy, sin duda, de comportarse como si todos estuviéramos viendo y quisieran llenarnos de orgullo, porque sabemos que su trabajo es bien difícil y confiamos en ustedes.
A darle, pues.
Mientras haya circo, no importa el pan
Queda claro que a la clase política poco parece afectarle la crisis que vive la ciudadanía, y más cuando ello pueda suponer un obstáculo para sus planes alegres.
Muestras nos sobran, desgraciadamente, y salen hasta por debajo de las piedras sin cesar.
Ayer, por ejemplo, tuvimos al Alcalde de Navolato, Jorge Bojórquez Berrelleza, sosteniendo que de momento hay condiciones para que el Ayuntamiento organice las fiestas patrias, que se suman a las que ya están llevando por la municipalización de Navolato.
Quizá su declaración no desencajara tanto si no se hubieran presentado 18 homicidios dolosos hasta este 26 de agosto en el municipio, que podrá intuir, no es ni mucho menos el de mayor población en Sinaloa.
Si en Culiacán tenemos casi un año rozando lo tétrico, estos últimos meses Navolato se ha pintado poquito similar, y qué decir una zona tan importante de su vida como lo es Villa Juárez.
Pero, como decimos, al parecer la línea trazada desde Palacio de Gobierno hasta cada ayuntamiento, es que cancelar nuevamente las celebraciones por el Grito de Independencia no es viable.
Y pues lógicamente esperemos que, de realizarlo, las y los asistentes pasen un buen rato, exentos de cualquier hecho trágico.