Hoy México celebra la Independencia, pero en Sinaloa hablar de libertad suena a ironía. La noche del Grito se convierte en un eco hueco cuando en las calles manda la violencia y no la ley. Aquí no somos libres de salir a un paseo familiar sin miedo, no somos libres de caminar de noche, ni siquiera de confiar en que un día cualquiera termine en casa sin sobresaltos.
La muerte de la maestra Jesamel Rodríguez Zazueta en Altata lo demuestra con brutalidad. Su familia salió a disfrutar del mar, como cualquiera debería poder hacerlo en paz, pero una bala perdida terminó con su vida frente a sus hijas pequeñas.
¿Qué clase de libertad es esta donde hasta un día de campo puede convertirse en sentencia de muerte?
El padre de Jesamel pidió paz y respeto. Su voz duele porque refleja lo que millones en Sinaloa anhelamos: la tranquilidad de vivir sin sobresaltos, como antes. Pero ese “antes” parece cada vez más lejano. El presente está marcado por funerales que sustituyen fiestas, por calles que se vacían temprano, por escuelas que se llenan de discursos sobre cultura de paz mientras afuera reina el miedo.
El País ondea la bandera y repite el Grito de Independencia. Aquí ondeamos pañuelos blancos pidiendo que cese el fuego cruzado. Allá celebran la libertad; aquí seguimos contando las víctimas inocentes.
Mientras no se rompa la cadena de impunidad y violencia, el 15 de septiembre en Sinaloa seguirá siendo un recordatorio incómodo: México podrá ser independiente, pero sus ciudadanos en este estado seguimos siendo rehenes de la violencia.
por violencia
La paralización de las búsquedas de Sabuesos Guerreras en Culiacán revela el abandono institucional frente a la violencia en Sinaloa.
Que un colectivo con al menos 35 puntos identificados tenga que detenerse por falta de garantías de seguridad demuestra que la impunidad sigue ganando terreno.
“Una patrulla y dos personas”, como mencionan, no bastan para enfrentar territorios dominados por el crimen organizado.
Ese apoyo es simbólico y deja a las mujeres expuestas.
La exigencia de integrar a la Comisionada Estatal de Búsqueda a la mesa de seguridad debería ser tomada como prioridad por el Gobernador Rubén Rocha Moya.
No es un trámite, sino una medida para garantizar que la protección de los colectivos deje de ser marginal.
Lo más grave es que la violencia silencie a las familias y retrase quizá un poco más la justicia que les corresponde.
No fueron enfrentamientos sino ataques a instalaciones lo ocurrido en Altata, Navolato, dijo ayer el Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro Meléndrez, en una intención de precisar lo innecesario.
Innecesario y hasta ofensivo porque aunque hayan sido “ataques a inmuebles”, hay una maestra asesinada frente a su familia que deja a un par de hijas pequeñas y otra mujer herida en terapia intensiva en un hospital.
De plano no entendemos a qué le tiraba nuestro Secretario poeta pero se le hizo bolas el engrudo y su aclaración no fue nada bien recibida en redes, ¿de plano es tan difícil aceptar los hechos con realismo y mostrar un poquito de empatía? Sólo es cuestión de pensarle tantito que mientras ellos dan declaraciones hay una familia velando a un ser querido que nunca debió morir de esa manera.
Y ojalá le aprendan porque ya llevan un año sin hacerlo y todo indica que las facciones han vuelto a la vieja confiable de vandalizar, quemar y balear inmuebles para mandar su mensaje intimidatorio y sembrar medio en la gente. Ayer mismo repitieron la dosis en el taste El Fresno, muy cerquita de Culiacán, no sabemos con qué intenciones. De modo que no vayan a salir con que los malandros andaban jugando a los fuegos artificiales.
el operativo
La semana anterior, la número 53 de la ola de violencia, concluyó con 43 asesinatos, 59 por ciento más que la anterior y nos regresó, así de golpe, a prácticamente el mismo nivel de barbarie de todo el año.
Es cierto que hay semanas mejores y semanas peores, pero lo grave es que otra vez perdimos la tendencia descendente y a cómo va septiembre, estará por encima de los asesinatos de agosto. Lo mismo con el otro delito que mantiene a un buen sector de la población encerrados en sus casas: el robo de vehículo, que ya anda otra vez sobre los 18 diarios con todo y estrategia de “Cero Robos”.
Así que, sin dejar de reconocer el evidente e intensivo operativo de seguridad federal y estatal, queda claro que algo habrá que ajustar, otra vez, porque los malos ya le tomaron la medida y volvieron sin mayor problema, a la intensidad de guerra que les conocemos y en la que siguen asesinando a sus enemigos y, peor aún, cobrando la vida de víctimas inocentes como la maestra Jesamel.