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Altata y el casi casi, pero todavía no
Sin duda que los sectores comerciales y de servicios en el bello puerto de Altata han mantenido pérdidas económicas importantes por culpa de la maldita violencia, con todo y a pesar de nuestras buenas intenciones de apoyar con ir a comprar un ceviche cada domingo al malecón.
Es cierto, según confirman empresarios, que en las últimas semanas el sector restaurantero ha tenido un ligero despegue, con promedio de ocupación entre semana del 40 por ciento y con hasta el 60 por ciento de su capacidades durante los fines de semana, pero es algo que aún no llega a concretar un buen verano.
El presidente de la organización Empresarios Unidos por Navolato, Jorge Quevedo Beltrán, informó que ambos giros sufren caídas en sus ventas de entre el 60 y 80 por ciento respecto a lo que promediaban, y justo el que se salva un poco es el gastronómico, pues ha tenido un ligero despegue en sus ingresos durante el último mes y la última quincena.
El pasado fin de semana, la Novena Zona Militar envió la joya de la corona de su proximidad social, su orquesta sinfónica, para aventarse un concierto en el mero malecón de Altata.
La presencia militar vino a ayudar a que los visitantes se sintieran cobijados, por lo menos ese rato del sábado y también el domingo, pues todavía la semana antepasada había brotes violentos y presencia de grupos armados en zonas como El Limoncito o Lo de Reyes, que se ubican de camino al destino turístico.
El mensaje de esperanza desde los empresarios es que las familias ya regresan, poco a poco, más tarde de lo normal, incluso hasta después de que cae la noche, lo que les permite tener un poco más de producción.
Para lo que viene, los empresarios aseguran que esperan que con el inicio del ciclo escolar haya una nueva caída en las ventas del sector turístico, comercial y de prestación de servicios.
O sea, ahí la llevamos, el carro ya salió del barro donde se había atascado, pero todavía no quiere arrancar.
La caída libre
Muchos se han acostumbrado a que desafortunadamente las malas noticias pierden lo noticioso porque desde hace un año hay pocas cosas positivas por contar en Sinaloa.
Por supuesto que hacemos referencia a todo el daño que ha provocado a la vida de las y los sinaloenses esta crisis de seguridad que parece inagotable, pero incluso las malas noticias persisten en asuntos que, si bien están influenciadas por el panorama, no dependen directamente de ello.
Entre estos temas está la merma económica que padece claramente la entidad, reflejada en baja del flujo de recursos, por tanto más negocios o empresas cerradas, lo cual se traduce a pérdida de empleos y todo este círculo pesimista en que estamos sumergidos.
Se ha hablado de un montón de cifras, estimaciones o cálculos para intentar dimensionar cuán fuerte ha sido el golpe que recibió la vida productiva en Sinaloa a raíz de la violencia.
Una muestra de ello, desde el punto de vista oficial, es la pérdida de 2 mil 632 patrones registrados en Sinaloa ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, en la comparativa entre junio del 2024 y junio del 2025.
Lo grave de esta métrica es que sirve para medir el agua a los camotes en el asunto del empleo formal, aquel que resulta indispensable para la contribución al erario, para mayor estabilidad laboral a cientos o miles de familias y en general mayor certidumbre, desde la formalidad, para la población respecto a sus ingresos.
Algunos de estos patrones o empresas puede que no hayan cerrado, pero en caso de que se mantengan, seguramente sea desde la informalidad, que aunque igual de digna e importante, carece de aquellas certezas para sus trabajadores.
A lo mejor el panorama en la economía sinaloense no luciría tan desalentador si se notara algún plan o estrategia sólida, viable y sostenible desde el Estado para impulsar y respaldar a la economía tanto formal como la informal.
Ya dijo en su momento la presidenta de Coparmex Sinaloa, Martha Reyes Zazueta, que actualmente lo más viable para rescatar la productividad en el estado es a través del sostenimiento del empleo y economía informal.
A más de 10 meses de iniciada la crisis, seguimos viendo que de parte del Gobierno y del resto de entes públicos, el margen de acción se limita a salir a entregar cheques con cantidades que no cambian nada para un negocio.
Mientras el Estado no planifique, ejecute y apueste de verdad por una ruta de apoyo fiscal a las empresas y establecimientos, veremos que cada vez bajarán más los patrones registrados ante el IMSS y será mayor el índice de informalidad.
Ya se nota el apretón
Es muy pronto para cantar cualquier tipo de victoria en materia de seguridad y sabemos que falta mucho, sobre todo porque la guerra sigue vigente y los líderes de ambas facciones permanecen libres e impunes, pero de que se nota el apretón federal, se nota. Sobre todo en la ciudad de Culiacán y sus alrededores.
Todos nos hemos topado con algún retén o punto de inspección federal, estatal o militar y es comentario sostenido en redes que estamos invadidos de militares en el país espacio público; también hemos visto diversos tipos de despliegues y operativos fijos y móviles que parecen estar dando mejores resultados pues los detenidos están aumentando a diario prácticamente en decenas.
Y se nota también en el promedio de robos de vehículos que en agosto va en 14 diarios cuando andaba sobre los 19-20; y en el promedio de homicidios diario que también se ubica por debajo de 4 cuando en julio fue de 5.8.
En fin, cifras alentadoras que no significan demasiado en tanto no se sostengan y los criminales encuentren una nueva dinámica de violencia. Pero no queremos dejar de señalar algo que parece un cambio esperanzador.