Sobre la Sinaloa que resiste

15/09/2025 04:00

    Hace un año Rubén Rocha Moya realizó el Grito de Independencia ante una plaza vacía en Culiacán. Días antes, el Gobernador sinaloense había anunciado la suspensión de los festejos por el 15 de septiembre a causa de la ola de violencia derivada de enfrentamientos entre facciones de lo que fue el Cártel de Sinaloa.

    Hoy por la noche el Gobernador pretendía celebrar a la patria desde el corazón de Culiacán, pero un día antes decidió cancelar la celebración de nuevo. A pesar de que el gobierno ha intentado minimizar la violencia, por segundo año consecutivo ésta impide que la celebración patria se realice, aunque no se admita abiertamente.

    Pues, ¿cómo conmemorar las victorias del pasado mientras se administran las derrotas del presente? A pesar de que se ha reportado un descenso en los delitos de alto impacto respecto a meses anteriores, las cifras de la violencia en Sinaloa no dejan de ser alarmantes.

    El balance diario de la violencia sinaloense realizado por el diario Datemex desde el 9 de septiembre de 2024 es contundente: más de 2 mil homicidios dolosos, cerca de 2 mil personas privadas de la libertad, más de 7 mil 100 vehículos robados, alrededor de mil 700 detenciones y al menos un centenar de personas abatidas. En Sinaloa aún se enfrenta una guerra donde todas las partes involucradas sólo han experimentado derrotas.

    En medio de estas disputas criminales y derrotas gubernamentales se encuentran las y los sinaloenses, quienes garantizan para sí la victoria más elemental: sobrevivir. Ellas y ellos han logrado resistir de distintas formas a la violencia y a la ausencia gubernamental sin un afán de heroísmo.

    Entonces, es fundamental reconocer al menos tres experiencias: la de madres que no dejan de buscar y ayudan a otras madres a recorrer el camino para traer a sus tesoros de regreso; la de periodistas que se organizan para no permitirse el silencio y dejar constancia de lo que ocurre en Sinaloa; y la de grupos defensores de derechos humanos que hoy luchan por la vida de todas, todos y todes.

    En primer lugar, la desaparición de personas es el resultado de muchas incapacidades gubernamentales como la falta de seguridad, el rebasamiento del sistema de investigación e impartición de justicia, la insuficiencia en la infraestructura para la identificar los restos humanos, entre otras.

    Ante esto, desde hace años las familias se han organizado en colectivos de búsqueda, los cuales han intensificado drásticamente su labor desde hace un año porque cada día hay más personas desaparecidas. En este mismo año los colectivos, al igual que otros sectores de la población sinaloense, han modificado sus rutinas y extremado los cuidados; la violencia no hace concesiones con las buscadoras.

    No obstante, las rastreadoras no se han detenido y han denunciado, por ejemplo, uno de los rostros más preocupante de la violencia en el estado: el incremento de las desapariciones de jóvenes de entre trece y dieciséis años.

    A su vez, han evidenciado la urgencia de su labor, pues como narra María Candelaria, madre de Alfonso, desaparecido en Culiacán en 2020, e integrante de Sabuesos Guerreras: Encontramos muchos tesoros que son de esta guerra, es decir, ellas y sólo ellas son quienes encuentran los cuerpos de quienes han desaparecido en los últimos meses, pues los procesos de las autoridades encargadas de la búsqueda de personas no se han respondido a la urgencia del estado. Es importante decir que muchas de las personas halladas sin vida por las buscadoras presentan huellas de tortura que rebasan los límites de lo descriptible.

    En segundo lugar, el periodismo local en Sinaloa, al igual que en otras partes del país, no sólo enfrenta la inaccesibilidad de la información y los ataques de quienes están en el poder, sino también la amenaza criminal. Los casos documentados de ataques en contra de periodistas en Sinaloa se han incrementado, muchos de ellos sin denunciarse públicamente.

    Ante esto, las y los periodistas se han organizado para que el silencio no predomine por completo en el estado. Para muchas de ellas y ellos su compromiso ya no es sólo informar y analizar lo que ocurre en el estado, sino también hacerlo centrándose en las víctimas como parte de un ejercicio de memoria.

    Como señala el director de Revista Espejo, Alejandro Sicairos, la función del periodismo frente a la violencia en Sinaloa es: que la gente tenga un registro de todo esto y no venga la desmemoria y nos volvamos a preguntar dentro de unos años “¿cómo pasó esto? ¿qué pasó?”. Contar las historias del presente en Sinaloa, entonces, es necesario para que estas historias no se repitan en el futuro.

    En tercer lugar, grupos defensores de derechos humanos han tenido que extender sus agendas para apoyar a quienes esta guerra ha convertido en víctimas. Ese es el caso de Periferia Subversivx, una colectiva transfeminista, antifascista, decolonial y antirracista que ha decidido brindar acompañamiento a las comunidades de Chirimoyos, La Petaca, El Cuantanal.

    Los habitantes de estas comunidades fueron desplazadas por la violencia, pero en los últimos meses han iniciado su proceso de retorno. No obstante, no sólo han tenido que enfrentarse a los estragos de la violencia, sino también al reto de reconstruir sus hogares con poco o a veces nulo respaldo por parte del gobierno.

    Periferia Subversivx ha estado organizando brigadas para llevar víveres, asistencia médica y atención psicosocial; no obstante, reconocen que las necesidades de dichas comunidades sobrepasan sus capacidades. Desde otras trincheras, esta historia se repite porque es la sociedad haciendo lo que le corresponde al Estado.

    Estos esfuerzos hoy son los que deben reconocerse, porque es ahí donde la esperanza permanece. Son actos de humanidad y resistencia que no les corresponden a quienes lo realizan: ninguna madre debería buscar los restos de sus hijos, ningún periodista tendría que ser agredido por hacer su trabajo y ninguna joven habría de arriesgar su vida para llevar algunos medicamentos.

    Pero esa es la realidad a la que se enfrentan, y ante ello como Rita Tirado, vocera de Periferia Subversivx declaró: yo tomo la decisión de tomar este riesgo por un bien mayor, por un bien común. Tal vez sea en los actos de quienes resistieron y quienes resisten hoy, por el bien común, donde podamos encontrar mucho que conmemorar.