Se requiere confianza para
la reingeniería universitaria

ENTRE COLUMNAS
22/09/2025 04:01
    La UAS tiene ante sí la posibilidad de mostrar que puede hacer las cosas de manera distinta que en las últimas dos décadas: reformar su sistema de pensiones sin imposiciones; sino con diálogo, consensos, justicia y transparencia, y convertir un problema en una oportunidad para fortalecer su identidad como comunidad académica.

    En la Universidad Autónoma de Sinaloa, la reingeniería financiera se ha colocado en el centro de la discusión. La administración universitaria la presenta como la vía para dar estabilidad y viabilidad a largo plazo, mientras que gran parte de la base trabajadora se ha manifestado en contra de ella.

    El Rector plantea (hasta el momento de escribir estas líneas) un esquema de aportaciones progresivas: que los trabajadores en activo inicien con una retención del 5 por ciento en 2026, con incrementos graduales hasta el 15 o 10 por ciento según su fecha de ingreso, y los que gozan de jubilación dinámica y pensión del IMSS aporten hasta un 20 por ciento. Además, se contemplan medidas adicionales como la reducción de días de aguinaldo, eliminación de prima vacacional para jubilados administrativos y compactación de programas académicos, con ahorros estimados de más de 200 millones de pesos anuales.

    Desde mi punto de vista, el modelo actual es insostenible y se tendrá que negociar un porcentaje de aportación para un fondo de retiro, pero el propuesto hasta ahora me parece exagerado. Es cierto, los costos aumentan mientras los recursos permanecen limitados, y tarde o temprano se deberán tomar decisiones difíciles, pero una retención del 15 o 20 por ciento afectaría profundamente la calidad de vida de las familias de los trabajadores.

    Ahora bien, la inconformidad de muchísimos universitarios con respecto a esta propuesta de reingeniería no radica solo en el sacrificio financiero, sino en la desconfianza. Históricamente, los ajustes se han sentido con mayor fuerza en la base trabajadora, mientras los beneficios de los directivos no han estado sujetos a escrutinio. Eso ha generado la percepción de que los sacrificios no se distribuyen de manera equitativa. Y sin confianza, cualquier reforma corre el riesgo de ser vista como una medida impuesta y no como un esfuerzo compartido.

    Por ello, la reingeniería universitaria debe estar acompañada de transparencia y rendición de cuentas. No se trata únicamente de números, sino de credibilidad. Debe haber antes, auditorías externas, publicación de nóminas y salarios, y transparencia de contratos. Sólo con estas iniciativas se mandarán señales claras de que la institución actúa con responsabilidad y sin privilegios ocultos.

    Al mismo tiempo, es fundamental que la lógica del sacrificio sea compartida. Los ajustes no pueden recaer solo en un sector; la austeridad debe iniciar por los altos niveles directivos y extenderse desde ahí, hacia todos de manera proporcional. Así podrá construirse un clima de corresponsabilidad que fortalezca la cohesión universitaria.

    La UAS tiene ante sí la posibilidad de mostrar que puede hacer las cosas de manera distinta que en las últimas dos décadas: reformar su sistema de pensiones sin imposiciones; sino con diálogo, consensos, justicia y transparencia, y convertir un problema en una oportunidad para fortalecer su identidad como comunidad académica.

    Si la reingeniería universitaria se asume con apertura, transparencia y espíritu de colaboración, podrá ser recordada no como un episodio de confrontación, sino como un proceso que marcó un punto de inflexión en la forma de gobernarse y de proyectarse hacia la sociedad.

    Es cuanto....