Política al filo de la navaja

20/09/2025 04:02
    Aún con el respaldo popular con el que cuenta Claudia Sheinbaum es evidente que le preocupa mucho la crítica que se hace a la corrupción que se está revelando del gobierno del creador y líder moral de la 4T. Sabe que muchas veces la política es impredecible y también el juicio de las masas populares. Es por eso que, por el bien de su gobierno, del Estado y la sociedad mexicana, la corrupción, venga de donde venga, debe ser combatida a fondo.

    La Presidenta hace política al filo de la navaja y es posible que sea así a lo largo de su sexenio. Si sale avante de los pantanosos y profundos casos del tráfico de huachicol fiscal por parte de oficiales de la Marina y de “La Barredora” tabasqueña, seguirá caminando sobre una frágil cuerda de equilibrista, pero sostenida por las redes de la aceptación popular, mayor que la que le brindan su propio partido y miembros de su gabinete.

    Claudia Sheinbaum Pardo sufre, por un lado, los golpes bajos de cuatroteistas y, por otro, los embates de la crítica feroz de columnistas, comentaristas radiofónicos y de redes sociales, más agresivos e incisivos que los partidos de oposición.

    Unos, no quieren que combata la corrupción que se propagó en el gobierno de López Obrador y muy probablemente en los hijos de éste, porque, a la usanza de una torpe visión tribal y arcaica, lo ven como una traición a Morena y al hijo predilecto de Macuspana. Y otros, ven a la primera mujer Presidenta de México como encubridora e incapaz de perseguir a la corrupción morena, porque es fiel “sirvienta”, dicen, del ex inquilino de Palacio Nacional.

    Si lo anterior fuera poco, la hija de la ilustre científica, Dra. Annie Pardo Semo, prácticamente todos los días sufre las presiones y los embates de Donald Trump y su gabinete en todo tipo en las relaciones de los dos países, a los cuales analistas, periodistas, empresarios y políticos de oposición hacen eco.

    Ya no son pocos, sin embargo, los comentaristas ajenos a Morena que le conceden crédito a la Dra. Sheinbaum al empezar a desvestir la corrupción que se ha conocido entre altos mandos de la Marina para comerciar huachicol fiscal. Sin embargo, exigen que las investigaciones se extiendan y lleguen hasta el ex Secretario de Marina, José Rafael Ojeda, y al mismo ex presidente López Obrador. Y tienen razón, no obstante, las pesquisas no llegarán al mentor político de Claudia Sheinbaum y probablemente tampoco tocarán al Almirante.

    Este será un tremendo desafío político para la Primera Mandataria porque el paso que ya dio para fortalecer su poder y agenciarse independencia ante López Obrador, podría rápidamente diluirse si no consolida lo que ya empezó.

    Lo que está en juego no es tan sólo su plena autonomía política, prestigio personal y trascendencia, sino la misma posibilidad de que una 4T renovada avance y permita su continuidad después de este sexenio.

    Para sus opositores, sobre todo los mediáticos, quienes tienen más presencia que los partidarios, Claudia Sheinbaum está consolidando un régimen dictatorial o, por lo menos, autoritario; al estilo, dice el periodista Raymundo Rivapalacio, del Partido Comunista Chino, o de Venezuela, dicen los más prosaicos, a Venezuela.

    Lo de parecerse a Venezuela es una vulgata propagandista que sólo asusta a los menos informados o fanáticos, pero la opinión de acercarse a algo parecido a lo que sucede en China puede ser de alguna manera cierto. ¿Por qué?

    El paradigma chino, el de mayor éxito en términos económicos del mundo en los últimos 20 años, no puede replicarse en el plano político porque en el país de Mao Tse Tung, Deng Xiaoping y Xi Jinping, constitucionalmente, como en todo régimen comunista, sólo existe un partido y no hay libertad de prensa, ni de manifestación alguna. En México lo que se está perfilando con Morena es, como definía Salinas de Gortari, un partido de Estado casi único o hegemónico; es decir, mucho más parecido al viejo PRI que a cualquier otra forma de Estado, pero en el presente con mucha mayor libertad de expresión, manifestación y crítica. Y sí, con partidos débiles, pero con posibilidades de recuperación porque México es una sociedad mucho más plural y abierta que hace cuarenta o cincuenta años.

    Por otro lado, al igual que en el pasado priista, tanto estatista como neoliberal, los más poderosos empresarios mexicanos, con pocas excepciones como la de Salinas Pliego, respaldan abierta o soterradamente las políticas económicas de la 4T porque han salido beneficiados, como sucede con Xi Jinping y empresarios nacionales y extranjeros. Con el Plan México que propone Claudia Sheinbaum los industriales mexicanos saldrían muy gananciosos. Sin embargo, habría una gran diferencia con el pasado: con la 4T han aumentado significativamente los salarios mínimos y los ingresos de las familias de los sectores populares. Esto es lo que sostiene a Morena. Y mientras lo siga haciendo, las enormes carencias en políticas de salud, seguridad, educación y demás que heredó López Obrador a Claudia Sheinbaum, para el grueso de la población mexicana seguirán siendo menos relevantes, pese a la frustración de quienes los ven como conformistas, serviles y acríticos.

    Aún con el respaldo popular con el que cuenta Claudia Sheinbaum es evidente que le preocupa mucho la crítica que se hace a la corrupción que se está revelando del gobierno del creador y líder moral de la 4T. Sabe que muchas veces la política es impredecible y también el juicio de las masas populares. Es por eso que, por el bien de su gobierno, del Estado y la sociedad mexicana, la corrupción, venga de donde venga, debe ser combatida a fondo.