Nuevo órgano ciudadanizado y especializado de vigilancia al SNSP. Propuesta entregada al Congreso
Diecinueve años empujando esto. No llegará la seguridad a México sin instituciones que hayan sido primero ellas aseguradas. Parece tan obvio y es a la vez tan lejana la idea para la gran mayoría. Nuestra terrible crisis de violencias atroces camina sostenida en un aparato de Estado cuya calidad de desempeño con relación a su mandato no la controla nadie, salvo casos contados y frágiles. Y no logramos focalizar la presión social para que esto cambie. Resultado, damos vueltas y vueltas en una crisis que no puede ser transformada con estas instituciones. Somos pues una sociedad atrapada.
No paran las reformas legales para crear o reorganizar instituciones o bien para entregar más y más poderes para meter a la gente a las prisiones. Son de todos los días hace décadas. ¿Y entonces? Reforma, tras reforma, tras reforma y los resultados prometidos no llegan. ¿Qué está pasando entonces? Nuestra tesis es precisa: las reformas legales y las reorganizaciones institucionales no afectan las prácticas. Cambian las formas, no cambian las prácticas o se modifican marginalmente, pero el resultado es el mismo.
En consecuencia, la pregunta es cómo modificamos las formas, las estructuras y las prácticas de las instituciones hoy generalmente rotas. Desmontar el aparato público es imposible; entonces, ¿cómo modificarlo mientras opera? El mundo ha visto nacer una alternativa: la supervisión externa, en particular sobre la policía, enfocada en monitorear qué se hace, cómo se hace, qué falla y qué se hace bien, todo orientado a detener la repetición de los errores y promover las mejoras basadas en la experiencia de las propias instituciones.
Para nosotros la propuesta no es nueva, comenzamos a vincularnos a esfuerzos en esta ruta desde hace casi 20 años. Hemos participado en esfuerzos globales de evaluación externa de la policía y por dos décadas hemos confirmado la necesidad y ahora sin duda la urgencia de instalar en México figuras inspiradas en la experiencia allende nuestras fronteras.
¿Por qué somos personas más convencidas que nunca de esta propuesta? Porque hemos observado cercanamente la promesa de seguridad incumplida durante cinco sexenios y la consistencia a lo largo del país la hemos documentado entrando centenas de veces a las instituciones policiales, de prevención, de procuración de justicia, de implementación de medidas cautelares, de administración de justicia, de atención a víctimas y demás, encontrando perfecta consistencia en el divorcio sistemático entre las normas y las prácticas.
Quienes entrevistamos a operadores institucionales como parte de la vida cotidiana sabemos que los mejores retratos del divorcio institucional sistemático entre las normas y las prácticas lo ofrecen precisamente sus operadoras y operadores. Solo hay que escuchar con atención. Apenas la semana pasada recogí testimonios de policías que intentan lo mejor que pueden con lo que tienen, pero enfrentan la resistencia al cambio desde “arriba”. Nada nuevo en mi ruta, me lo dijeron por vez primera mandos policiales federales en 1990.
Son suficientes años de comprobación para tenerlo claro: las instituciones no serán otras si no son intervenidas por sistemas especializados de supervisión externa, con poderes de ley que combinen el saber de personas con larga experiencia operativa y otras con saberes construidos desde trayectorias independientes. Ya sé. Puede ser que esto se parezca a ejercicios de consejos ciudadanos que no han hecho su trabajo de contrapeso en muchas partes del país. No, esto es otra cosa porque se trata de mecanismos con poderes de ley para vigilar y activar consecuencias ante el mal y el buen desempeño.
La Presidenta Sheinbaum mandó al Congreso una reforma importante al Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), misma que, todo indica, está por aprobarse. Aprovechando esta nueva cirugía, enviamos la propuesta de adicionar a la reforma la creación del Órgano Independiente de Supervisión, Mejora de la Efectividad y Rendición de Cuentas del Secretariado Ejecutivo del SNSP.
No tenemos la menor duda, las mejores intenciones, la mejor reforma, el mejor equipo e incluso el mayor compromiso presidencial para mejorar el Sistema, todo eso junto, de haberlo, no alcanza sin el contrapeso de la vigilancia especializada externa. La falla del Sistema, por si hubiera dudas, está documentada en la propia propuesta presidencial.
Diecinueve años empujando esto: no llegará la seguridad a México sin instituciones que hayan sido primero ellas aseguradas. Aquí hay una nueva vía para empujar hacia allá. Si se niega, lo habremos entendido una vez más: las prácticas, las verdaderas prácticas institucionales no han podido ni podrán ser sujetas a control democrático, asegurando así la debilidad institucional ya centenaria.