De acuerdo con uno de los ensayos dedicado a los problemas del agua, en el libro Futuros México hacia el 2050, nuestro País se encuentra entre los 10 de mayor consumo de agua en el planeta.
Apenas y es necesario decir que el efectivo abastecimiento de agua es crucial, no sólo para el desarrollo de las naciones, sino para la supervivencia del ser humano. En México hay un problema geográfico y geopolítico debido a la distribución desigual del vital líquido. En el norte y centro del País, donde se produce una gran parte del PIB, la disponibilidad de agua es menor a la del sur, donde se produce una parte menor del PIB.
Actualmente, de acuerdo con datos del INEGI, México cuenta con 214 mil 227 millones de metros cúbicos de agua que son obtenidos del medio ambiente.
Una parte sustancial de ella es utilizada para la producción de energía hidroeléctrica y otra parte sustancial para el sector agropecuario. Una parte menor es para otras actividades, incluyendo la atención al uso doméstico.
El problema del abastecimiento del agua no se encuentra sólo en el futuro, sino que ya se está haciendo sentir hoy en día. Las macrotendencias que afectan al mundo y, por consiguiente, a México hacen más necesario repensar sus desafíos a la luz de cómo afectarán a la explotación y suministro de agua. Entre ellas se encuentran: el crecimiento poblacional, la expansión de la mancha urbana, las migraciones, el cambio climático y la persistencia de la pobreza.
Se debe pensar en cómo enfrentar problemas de gobernanza y de eficiencia por parte del Estado y también el de incentivar el desarrollo de mercados en toda la industria que tiene que ver con el agua. Los objetivos deben incluir lograr el acceso universal y equitativo de agua potable, mejorar la calidad del agua, aumentar el uso eficiente de recursos hídricos, una mayor cooperación transfronteriza tanto en el norte como en el sur, proteger los ecosistemas relacionados con el agua, fortalecer la participación de las comunidades locales y ampliar la cooperación internacional.
Algunas de las soluciones que se pueden pensar deberían incluir, por ejemplo, generar las condiciones para que exista un mayor reuso de aguas residuales en los sectores agropecuario, la industria y las construcciones urbanas, a través de la implementación de líneas moradas con agua recuperada de alta calidad. Otra idea a poner en práctica es la de promover la creación de un Fondo de Infraestructura Hídrica que aplique el concepto de hidrosolidaridad, con el fin de apoyar a las zonas que menos recursos pueden aportar para el abasto de agua. El objetivo sería abastecer de agua a viviendas localizadas en las regiones de mayor precariedad hídrica. Para que esto sea efectivo, se necesitará también fomentar la retención local del agua, así como la recarga de acuíferos en el entorno urbano.
Gobierno y empresas necesitan trabajar en conjunto para que nuestro destino respecto al agua sea prometedor.