La particular forma de la soberbia

EL OCTAVO DÍA
07/09/2025 04:02
    “La soberbia es una forma particular de incapacidad que suele afectar a gobernantes, directivos y funcionarios, pero también a porteros, dirigentes de gremios, empleados públicos y casi todos los pobres mortales que se encuentran de golpe con una escasa cuota de poder.”

    En el pasado enfrentamiento de nuestros tribunos electos por nuestros votos -Noroña y Moreno- uno de ellos trató de subir la discusión citando a uno de los libertadores de un gran pueblo sudamericano.

    La frase de Alito Moreno, que atribuyó a José de San Martín y que se usó para descalificar a Noroña, afirma que aquel era o es “un infeliz mortal que se topó de golpe con una cuota de poder” y por esos había asumido esa actitud de soberbia en la máxima palestra de la política nacional.

    Pero hay dos noticias: una es que esa frase falsa la puso de moda el tragicómico presidente Javier Milei de Argentina, donde San Martín es el padre de la patria... Milei, personaje de derecha cuya ideología sería de las más opuestas al ideario original del PRI.

    Y la otra, es que la frase nunca la dijo o escribió don José de San Martín. Hasta un medio importante argentino consultó al instituto que resguarda y estudia el legado de dicho prócer para averiguar el origen y contexto de dicha sentencia.

    Ese medio en cambio sí encontró una cita similar a la atribuida de forma viral en el libro “La culpa es de la vaca” de Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo, que nada tiene que ver con San Martín:

    “La soberbia es una forma particular de incapacidad que suele afectar a gobernantes, directivos y funcionarios, pero también a porteros, dirigentes de gremios, empleados públicos y casi todos los pobres mortales que se encuentran de golpe con una escasa cuota de poder.”

    Según la descripción del libro, “La culpa es de la vaca” reúne “anécdotas, fábulas y parábolas de diversa procedencia que giran en torno a un punto en común: la necesidad del cambio”.

    Pero hoy con los nuevos motores de búsqueda, las citas citables ya no salen de los calendarios rotafolios o revistas como “El Selecciones”.

    Ya pueden verificarse, cosa que urge con las barbaridades que hacen decir en las redes a Borges, Gandhi, Frida Kahlo y demás, etcétera. Toda cita hoy es sitiable, pero no reciclable.

    Esa soberbia del poder asumido la vemos en diferentes escenarios. No solo en nuestros políticos chicharroneros de municipio o los tribunos que exigen disculpas públicas oficiales a quienes les señala sus fallos.

    En la nación que más presume de ser la más democrática e íntegra suelen darse esos campanazos de personalidad mesiánica.

    ¿Por qué será que los presidentes gringos que sobreviven “milagrosamente” a un atentado se sienten luego elegidos por Dios y por la historia?

    Son los casos de Donald Trump y Ronald Reagan, quien se volvió un ente más agresivo luego de su ataque.

    Hoy tenemos a un Trump que usa no solo el twitter como trompeta de guerra para anunciar sus proclamas, como el pasado vehículo naval proveniente de Venezuela, sino que ya procedió con eso a las acciones directas.

    Es peligroso jugar con fuego en el mar. Recordemos que la Guerra de Vietnam empezó por un malentendido naval que pasó a la historia como “El incidente del Golfo de Tonkin”.... Y aquí fue un ataque en aguas internacionales: no a un navío que hubiese entrado con drogas al sagrado

    mar territorial estadounidense. Estábamos muy lejos de Miami pero muy cerca de los repentinos tornados de Kansas.

    George Bush padre, quien inició la primer guerra de Irak con su Tormenta del Desierto, no tuvo atentado, pero fue derribado en la Segunda Guerra Mundial por los japoneses y confesó haberse preguntado si a su vida le aguardaba una gran misión si se salvaba, mientras flotaba en el Océano Pacífico.

    Y mejor no me preguntó qué pasó, con todo y su santidad actual, por la cabeza de Karol Wojtila al sobrevivir al disparo de Memhet Ali Agca y saberse vivo, gracias al tercer misterio secreto de la Virgen de Fátima. A fin de cuentas, don Juan Pablo era un ser humano y jefe de un estado moderno, pequeño y con gran influencia.

    ¿Cómo nos habría ido en el mundo si John McCain le hubiese ganado a Obama? McCain fue derribado en Vietnam y estuvo preso largos meses en Hanoi. También tenía esa alma de John Wayne porque era un héroe de una guerra llena de fracasos.

    Pero para la particular forma de soberbia de quien se mete en política a veces no necesita una simple o gran cuota de poder, ni tampoco subirse a la gloria de hacer con el dinero de otros grandes obras de palabrería, ladrillo y concreto.

    Antonio Gramsci dijo refiriéndose a Mussolini, quien se la pasaba inaugurando obras con una pala en la mano, que antes los emperadores se glorificaban con mármol y que ahora lo hacían con cemento.

    Hoy no necesitan tanto. Basta con la ilusión de las redes sociales o subirse a la cima de un solo ladrillo.