Flagelo

13/08/2025 04:00
    El País necesita una Oposición con ideas políticas, que muestre mínimamente alternativas, que motive a los ciudadanos. Con solamente denuestos, eso no contribuye al debate político racional...

    El flagelo de la inseguridad se enraizó en México durante el periodo neoliberal, en especial durante el gobierno panista de Felipe Calderón, que permitió que el crimen organizado se extendiera por todo el País. Ese flagelo, que tanto lastima aún a los ciudadanos, debe ser atacado en sus causas, que casi siempre son las carencias sociales. Ese enfoque debe prevalecer para lograr la paz social. En ese sentido, no puede negarse el esfuerzo que se ha venido desplegando, en los últimos tiempos, para combatir ese suplicio y pensamos que hay avances reconocibles.

    Sin duda, la estrategia del actual gobierno para terminar con la violencia viene ganando reconocimiento por parte de la sociedad y, con el despliegue de las fuerzas del orden, se avanza, con constancia y sin pausa, por proteger en primer lugar a los ciudadanos. Es necesario seguir aumentando los índices de percepción de seguridad por parte de la ciudadanía, eso es indudable y seguir logrando resultados.

    Debemos apoyar esos esfuerzos titánicos que se hacen para devolverle la paz a los ciudadanos. Eso es lo que debe prevalecer, pese a la campaña negativa, repleta de sofismas e infundios, por parte de un conservadurismo que parece no aceptar nada positivo. En lugar de contribuir al programa de seguridad, a la pacificación tan deseada y ofrecer un discurso medianamente ecuánime, todo lo desdeñan sin aportar nada. Con su discurso visceral, negativo el conservadurismo en los hechos no va a ninguna parte.

    El País necesita una Oposición con ideas políticas, que muestre mínimamente alternativas, que motive a los ciudadanos. Con solamente denuestos, eso no contribuye al debate político racional, lo único que hacen es ahuyentar a los ciudadanos que con su voto marcan el rumbo de la Nación.

    Por el contrario, con ese discurso catastrofista, sin ninguna propuesta sensata, desmotiva a sus propios electores, que lo que quieren son soluciones a este candente flagelo social.

    Ante esa realidad, el partido gobernante camina sin contratiempo, va en caballo de hacienda rumbo a las elecciones intermedias y a realizar los cambios en materia de ley electoral y otras medidas democráticas necesarias, pues la Oposición no tiene la fuerza ni los argumentos políticos para bloquear en las Cámaras esas iniciativas a favor del pueblo.

    Esto es notorio en toda la geografía nacional. Los voceros de la Oposición patinan con un discurso completamente desfasado de la realidad política y social que priva en el País, no atinan a encontrarle la cuadratura al círculo de la política nacional, se ven desvinculados por completo de las demandas ciudadanas, por más malabarismos y “shows” que hacen en las Cámaras, que se quedan en eso, en desplantes, pero sin calar a fondo en el sentimiento nacional. Y es que nadie puede olvidar las numerosas medidas que en contra del pueblo implementaron durante los largos y penosos años en que fueron gobierno.

    Ahora, desde 2018, México ha dado un giro en sus políticas públicas. En la actualidad lo importante es reconstruir lo que los gobiernos prianistas descompusieron durante sus 36 años de gobierno. La recuperación de los salarios, un mejor sistema de pensiones, la ampliación del periodo vacacional, jornada laboral de 40 horas, mejor salud y educación son prioridades de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.

    Apenas hace días lo recordó la Presidenta: “Durante el gobierno del panista Vicente Fox se extraían más de 2 millones de barriles de petróleo diarios, el precio en esa época subió como nunca, a más de 100 dólares el barril. Ese gobierno tuvo ingresos extraordinarios de miles de millones de dólares, sólo por ingresos en el rubro de la venta de petróleo. Pero, ¿dónde están las obras, los beneficios para el pueblo? ¿Dónde quedó todo ese dinero?”.

    Entonces, la cuestión es muy sencilla: mientras la derecha continúe con su discurso clasista y sin ideas políticas, el pueblo seguirá con pasos firmes caminando por su propio rumbo, hasta construir un México más democrático, con progreso y bienestar para todos, no sólo para unos pocos.

    Los cambios se hacen con hechos, con acciones de gobierno. Las metas de un México para todos se arraigan cada día más de manera definitiva por decisión popular.