En la página 463 de su libro sobre el viaje del Papa Francisco a Mongolia, el escritor Javier Cercas señaló: “He descubierto el secreto de Bergoglio. El secreto de Bergoglio es que no tiene ningún secreto; el secreto de Bergoglio es que es un hombre normal y corriente”.
Claro, admite, debe haber “una duplicidad fundamental, una falla profunda, un desajuste íntimo; de uno u otro modo, esa duplicidad existe en todos o casi todos los seres humanos (equivale a la distancia que media entre el yo personal y el yo social), pero en Bergoglio es más acusada”.
Sin embargo, añadió, el principal responsable de este desfase es la papolatría, “el culto a la personalidad que casi inevitablemente rodea al papa, presentándolo como un titán”.
A continuación, citó un fragmento de una entrevista publicada el 5 de marzo de 2014 por el periódico Il Corriere della Sera, donde se le preguntó si le molestaba algo de su imagen pública. Respondió: “Una cierta mitología del Papa Francisco. Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como una suerte de Superman me parece ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos, como todos. Una persona ordinaria”.
Con todas sus imperfecciones, precisó Cercas, Bergoglio “se convirtió en un líder de verdad cuando ya no buscaba ser líder... “es improbable que buscara ser Papa; y mucho menos en 2013”.
Finalizó el capítulo diciendo: “Bergoglio no solo no es Superman: ni siquiera es Francisco, o no del todo: Bergoglio es solo un hombre normal y corriente. Es, ya digo, el secreto de Bergoglio. Y eso es lo que lo convierte de verdad en un cristiano sentado en la silla de Pedro”.
¿Soy demasiado humano?