Cuando se habla de atún, lo más probable es que pensemos en la lata guardada en la despensa y que saca de apuros para preparar algo de comer, o también en las rojas porciones de atún aleta amarilla congelado del supermercado que se han vuelto más populares en los últimos años, sin dejar de lado el vistoso “ronqueo” o corte de carne de atún que se sirve en restaurantes de comida japonesa tradicional.
El atún es una carne de gran calidad, alta en proteínas, aceites del tipo omega y minerales esenciales. Pero, más allá de esto, es preciso hablar del atún como una de las pesquerías más importantes del mundo y también por el grado de sobreexplotación y deterioro que sufren algunas de sus especies o poblaciones.
En el mundo, cada año se descargan más de 7 millones de toneladas de atunes y especies afines, lo que representa aproximadamente el 20 por ciento del valor de la pesca marítima, y más del 8 por ciento del volumen total de productos del mar comercializados a nivel global.
Estas cifras reflejan la gran importancia de la pesquería del atún para la seguridad alimentaria y el bienestar económico de millones de familias que dependen de esta actividad.
Su amplia distribución en los océanos y su alto valor nutricional han convertido al atún en uno de los grupos de peces con mayor demanda en el mundo y, en consecuencia, más amenazados.
Se estima que el 33.3 por ciento de las poblaciones de las siete principales especies de túnidos están sobreexplotadas y en niveles biológicamente insostenibles, lo que evidencia la urgencia de implementar medidas de protección y manejo sustentable (1, 2).
Por ello, en una resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU el 7 de diciembre de 2016 (resolución 71/124), se estableció el 2 de mayo como Día Mundial del Atún, siendo 2017 el primer año que se conmemora, con el objetivo de concientizar a la sociedad sobre la importancia y amenaza de los túnidos (3).
Rememorar el Día Mundial del Atún es hacer énfasis en la relevancia de que se asegure un manejo pesquero sustentable y, en su caso, la conservación y recuperación de las especies de túnidos a fin de evitar que sus poblaciones se deterioren.
En otras palabras, que esta pesquería sea reconocida “como fundamental para el desarrollo sustentable, la seguridad alimentaria, la economía y los medios de vida de las personas de todo el mundo” (4).
Dentro del proyecto Océanos Comunes, la FAO tiene como objetivo “garantizar que todas las principales poblaciones de atún se pesquen a niveles sostenibles para 2027, beneficiando con esto a la conservación de la biodiversidad marina”.
Con dichas acciones se logró que, entre 2014 y 2019, cinco de las 13 principales poblaciones comerciales de atún ya no se encuentren sujetas a sobreexplotación (5).
En México, bajo el grupo de los túnidos se agrupan especies como el atún, el barrilete y el bonito.
Los principales estados productores son Sinaloa (65 por ciento), Colima (16 por ciento) y Chiapas (10 por ciento), que en conjunto concentran la mayor parte de la producción nacional.
Según el Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca 2023, en ese año se registró una producción total de 171 mil 655 toneladas de túnidos, de las cuales 165 mil 971 toneladas provinieron de la pesca y 5 mil 684 toneladas de la acuacultura (6).
Sin embargo, debido a su gran demanda para mercados y restaurantes de lujo, el atún aleta azul (Thunnus orientalis) se encuentra clasificado como “Deteriorado, fase de recuperación” en la Carta Nacional Pesquera 2023 (7).
Si bien, el atún aleta amarilla (Thunnus albacares) se encuentra como “Aprovechado al Máximo Sustentable” (niveles aceptables de aprovechamiento), es tiempo de reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como sociedad de coexistir y entender el gran valor del atún para la alimentación, la generación de empleos y, sobre todo, su importancia ambiental.
Sigamos consumiendo atún, siendo responsables y procurando que siempre provenga de fuentes sustentables.
Proteger nuestros océanos redundará en mejores condiciones para las especies marinas, como el atún, y en asegurar un futuro para la alimentación y el desarrollo de la humanidad.
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El autor es Esteban García-Peña Valenzuela, coordinador de investigación y política pública de Oceana en México.
1. FAO. 2024. El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2024. La transformación azul en acción. Roma.
2. Organización de las Naciones Unidas (op cit).
3. Organización de las Naciones Unidas. Resolución aprobada por la Asamblea General el 7 de diciembre de 2016, A/RES/71/124, “Día Mundial del Atún”.
4. Organización de las Naciones Unidas (op cit)
5. FAO. (2022). Common Oceans Program: New tuna fisheries project poised to ensure all major tuna stocks are fished sustainably by 2027.
6. Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura. (2023). Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca 2023.
7. Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural. (2023). Carta Nacional Pesquera 2023.