Culiacán hoy: entre la inseguridad
y la necesidad
La economía de Culiacán atraviesa un momento difícil. La inseguridad ha llevado al cierre de muchos negocios, tanto durante el día como en la noche.
Esto ha dejado sin empleo a miles de personas, especialmente a aquellas que ya vivían con recursos limitados.
En este contexto, ganar dinero y llevar comida a casa se ha vuelto cada vez más complicado.
Durante el día, negocios clave han tenido que bajar la cortina. Cientos de restaurantes cerraron o limitaron su operación. También han desaparecido tiendas de abarrotes, papelerías, locales de ropa, de tecnología y agencias de autos seminuevos.
Este cierre masivo de espacios comerciales redujo fuentes de ingreso y oportunidades de empleo para quienes trabajaban en ellos.
Los datos hablan con claridad. En los primeros seis meses de 2025, Culiacán perdió 7,842 empleos formales registrados ante el IMSS. Esa caída representa casi el tres por ciento de los puestos de trabajo en la ciudad. Desde septiembre de 2024 hasta abril de 2025, se estima que desaparecieron entre 12,000 y 14,000 empleos. Solo en abril, 900 empleos se perdieron directamente por la inseguridad.
En el primer trimestre de 2025 se registraron 6,643 empleos menos que en el mismo periodo del año anterior. El impacto no es menor: se calcula una pérdida cercana a 15,000 empleos formales en el estado en un solo año, de los cuales la mayoría corresponden a Culiacán. En meses críticos del año pasado, entre julio y septiembre se destruyeron más de 7,800 empleos en la capital, y entre junio y septiembre la cifra fue de casi 6,000 empleos menos. En total, Sinaloa perdió más de 36,000 empleos en ese lapso.
La movilización económica durante la noche, que antes sostenía a tantos trabajadores informales como meseros, músicos, limpiadores y vendedores ambulantes, hoy está interrumpida. Sin clientes que salgan, sin horas seguras y sin una circulación constante, la cadena productiva pierde dinamismo: menos ventas, menos propinas, menos uso del transporte y, en general, menos movimiento.
Cuando los comercios cierran durante el día, la situación se agrava; se pierde el ingreso que equilibraba el deterioro de la vida nocturna.
Quienes estaban en pobreza se enfrentan a un callejón. Sin empleo formal, sin negocios abiertos, sin seguridad para salir y sin redes de apoyo fuertes, las carencias se acumulan.
Muchas familias dependen del ingreso diario para compra de alimentos, medicinas y educación. Esta situación crea un círculo vicioso de pobreza, miedo y exclusión.
Culiacán atraviesa un escenario económico crítico. La falta de empleo, el cierre de negocios y el temor constante generan un freno duro a las posibilidades de salir adelante.
Mientras estas condiciones no cambien, y no se restablezca la seguridad junto con el espacio para trabajar, el camino para quienes menos tienen será cada vez más complejo.
Desde el día uno de esta situación hemos apoyado a miles de familias con necesidad, lo hemos hecho en situaciones climatológicas, pandemias, y hoy. Lo haremos siempre, muy a pesar de no contar ni con el mínimo apoyo por parte de las autoridades, al contrario.
Nuestra organización hace un llamado a la solidaridad, a la unidad y a la colaboración con instituciones de asistencia. Somos nosotros como sociedad civil quienes, de nuevo, sacaremos adelante un nuevo obstáculo en nuestra ciudad.