Claudia Sheinbaum rodeada por los escándalos de morenistas y las embestidas de Trump
La Presidenta de México no tiene descanso. Un día sí y otro también despierta con las pesadillas que le provocan, por un lado, sus propios compañeros de partido, y por otro, los embates de la Casa Blanca.
Esta semana que concluye, el Gobierno federal informó acerca de la situación jurídica del ex Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, durante los gobiernos de Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos, a quien le activaron una orden de aprehensión por presuntos nexos con una organización criminal.
No es algo nuevo que jefes policiacos o secretarios de seguridad estatal estén coludidos con bandas del crimen organizado, esto ha sucedido a lo largo de décadas y con gobiernos de diferentes sellos partidarios, pero que el responsable de seguridad de un estado, como lo fue Bermúdez Requena, haya sido nombrado por Adán Augusto López cuando fue Gobernador de Tabasco, y después fuera Secretario de Gobernación con López Obrador y ahora funja como coordinador de la bancada de Morena en el Senado, es un serio problema.
Es imposible creer que Adán Augusto desconociera lo que hacía su Secretario de Seguridad, y si lo desconocía era un irresponsable. ¿Qué perfil es peor: el cómplice o el irresponsable que no se da cuenta de lo que está pasando en su gobierno?
Bueno, pues a Adán Augusto, quien a pesar de ser uno de los favoritos de López Obrador, fue la “corcholata” número tres en las votaciones internas de Morena para escoger a su candidato presidencial, ahora es arropado por el conjunto de la militancia morenista, incluyendo a Claudia Sheinbaum. Grave error, sólo explicable porque la Presidenta no tiene la suficiente fuerza política para demostrarle al pueblo mexicano, y de paso a la Casa Blanca, que su gobierno no protege a ningún cómplice del crimen organizado.
En efecto, en el juego de fuerzas al interior de Morena y del conjunto de la 4T, la inquilina de Palacio Nacional no puede enfrentarse y deshacerse de un protegido de Andrés Manuel López Obrador y de un personaje que repartió favores y apoyos a numerosos jefes políticos de Morena cuando fue Secretario de Gobernación, y que ahora lo hace como jefe de los senadores de Morena. La Presidenta está atada de manos para enfrentar a personajes de la peor escuela política que recogió Morena para llegar al poder en 2018. ¿Hasta cuándo? No sabemos. Pero no puede dejar pasar mucho tiempo para iniciar una limpia en Morena, hasta donde se pueda, si es que quiere construir el segundo piso de la 4T.
Por lo pronto, Trump ya la apremia- aunque al hombre naranja le importe un pito la democracia mexicana al igual que la estadounidense- a entregar políticos mexicanos que han ido de la mano del crimen organizado. Mientras el magnate necesite enemigos políticos y sociales fáciles de odiar por parte de su base electoral, como son los migrantes, narcos y políticos mexicanos, el magnate seguirá lanzado sus dardos envenenados contra esos objetivos. Y sus seguidores en Estados Unidos y México, felices.
Trump, el miércoles pasado, con pretexto de promulgar la Ley HALT Fentanyl, la cual establece duras penas a quienes trafiquen con esa mortal droga, aprovechó para lanzar un nuevo misil a México.
Es muy cierto que los cárteles, como él dice, tienen una gran influencia en la sociedad y política de México, pero con su declaración amenaza ahora más directamente que nunca cuando dice: “Tenemos que hacer algo al respecto”(...), no podemos permitir que eso suceda. Las autoridades mexicanas están petrificadas. Les aterra presentarse a sus oficinas. Les aterra trabajar porque los cárteles tienen un control tremendo sobre México, los políticos y las personas que son elegidas”.
El magnate que tiene aterrorizados a millones de inmigrantes mexicanos, a miles de estudiantes universitarios extranjeros que estudian en universidades estadounidenses y a miles de profesores e intelectuales que sienten que en Estados Unidos se está creando un orden fascista, amenaza con intervenir directamente en los asuntos mexicanos. Si indirectamente, sobre todo mediante los aranceles, la política migratoria y antidrogas, Trump ya es un factor que incide en muchos asuntos de México, ahora ya quiere hacerlo de manera abierta.
No deja de ser trágico que la derecha mexicana aplauda esas declaraciones del dueño temporal de la Casa Blanca y al mismo tiempo hable del fin de la democracia mexicana y la instauración de una dictadura.
No obstante, es muy cierto que la Presidenta Sheinbaum tiene que apresurar el paso para deshacerse de miembros de Morena, por cierto, abundantes, que no tienen nada que ver con la creación de una república democrática, honesta y con justicia social.
Nunca había visto en las redes sociales, donde la cobardía de muchos es innata a esos medios, en numerosas columnas y cartones periodísticos tanta misoginia contra mujeres y particularmente contra Claudia Sheinbaum. ¡Qué vergüenza!