Cálculo de guerra, con Sergio Aguayo
¿Qué tanto aportamos al narco auge?
Invitados por el académico y analista Sergio Aguayo Quezada, participé junto a Adrián López Ortiz, Director del sistema noticioso Noroeste, en el podcast “Periodismo bajo fuego. Dirigir un diario en Sinaloa”, una producción del Colegio de México que fue publicada ayer en el contexto de cumplirse un año de la narcoguerra que le agrega a los once ríos de nuestra tierra el afluente de sangre y lágrimas por los casi dos mil muertos e igual número de desaparecidos debido a la violencia.
El contenido dirigido y conducido por Sergio Aguayo da pauta también para encomiar la enorme lucha de Datemex al cumplir 52 años de informar con criterios y estándares de independencia, logrando la más cercana aproximación a la verdad en medio siempre de la aversión que el oficialismo le tiene al periodismo de por sí colocado en la mira de las armas criminales a manera de intimidación.
Sin embargo, al arribar a la fecha que nunca deseamos llegar, la de 365 días de terror, indefensión y luto, al menos sí estamos obligados a intentar el recuento de los daños quizá como catarsis de una sociedad que hace tres días, el domingo, salió de los escondites en que la mantiene el choque intramuros en el Cártel de Sinaloa, dándole forma a la marcha multitudinaria que mostró la resistencia que antes fue resiliencia, luego examen de conciencia y ahora entereza.
A manera de provocación para que los lectores conozcan el podcasts completo en el canal de Sergio Aguayo en YouTube, resalto la participación de Adrián López exponiendo que al periodismo lo trastoca la dinámica de cobertura de la actual situación de violencia exacerbada, ya que en cuanto empiezan a incrementarse las violencias ello demanda muchísima más atención, recursos, gente, energía y trabajo de parte de los medios. “Lo que hemos tenido que hacer es asumirnos más como un canal de noticias y reforzar nuestras capacidades de cobertura en territorio y en tiempo real”.
En lo personal, como Director de Revista Espejo, consideré que la narcoguerra es distinta a anteriores conflictos intracárteles no sólo por lo prolongada que resulta sino porque ha puesto en el ojo de la conciencia social el tema de qué hemos hecho como sociedad para llegar al momento actual, y hace posible que en el caso de los medios que estamos entre el fuego cruzado entre criminales, o del Ejército contra la delincuencia, o de las redes que desinforman cotidianamente, realicemos mucho trabajo de verificación que también implica que al presionar las teclas de las computadoras o al decir una palabra en video debamos medir las consecuencia que un mal manejo le pueda traer al periodismo.
Sergio Aguayo referenció que en 2014 el Colectivo por la Seguridad y la Democracia y el Colegio de México levantaron en 10 municipios del País, entre éstos Culiacán y Ahome, una encuesta comparativa donde los sinaloenses eran los que estaban más satisfechos con sus dos gobiernos que se insinuaba existían, el del PRI de aquel entonces y la gobernanza criminal. Desde tal percepción registrada hace más de una década el también autor de alrededor de 25 libros, y participante en al menos 500 congresos, seminarios y conferencias a nivel nacional e internacional, preguntó si ahora habría desaparecido tal sensación de satisfacción.
En respuesta, Adrián López opinó que los sinaloenses en esta crisis tan dura, no porque sea la primera sino por ser la que alcanza a la sociedad de esta manera, “no sé si estamos haciendo un proceso de mea culpa o de acto de contrición reconociendo lo que hemos vivido por décadas”. Agregó que pagamos precios fuertes de omisión, colusión, dejar pasar y también de haber hecho del narco no una subcultura sino una cultura que alcanza a muchas esferas. “¿Significa que todos somos narcos en Sinaloa? Evidentemente no; la gran mayoría no lo somos, pero significa también que los vimos de reojo por mucho tiempo, otros no tan de reojo, y loque estamos pagando son las consecuencias”.
También comentó Aguayo que estuvo en Culiacán para impartir una par de conferencias privadas, una con empresarios y otra con organismos civiles que trabajan por la paz, en las cuales detectó que había en el caso de la sociedad civil cierta insatisfacción con lo que estaban viviendo con esa convivencia entre ciertos políticos y el crimen organizado, pero en los empresarios notó una cierta aceptación, resignación, porque en el último de los casos el orden establecido no afectaba demasiado el correr del negocio, vida económica ni de la vida nocturna. Y preguntó: ¿ha cambiado esa actitud de tolerancia, de casi resignación? ¿Ha renacido esa autocrítica de decir tenemos que vernos a nosotros mismos como sociedad para ver qué tanto facilitamos el auge de los criminales?
Respondí que en la narcorealidad que impone el CDS los sinaloenses cometimos el error de nunca avizorar el escenario en que fuera detenido por medios legales o de manera extrajudicial “El Mayo” Zambada, quien era reconocido por el propio Gobierno como factor de equilibrio y negociación con la organizaciones criminales y ello posibilitaba cierta paz narca que aceptábamos como algo natural. “Una vez que sucede la captura y la detonación de la narcoguerra, y nos conmocionamos y estremecemos, de la misma manera comenzamos a preguntarnos cómo llegamos hasta aquí, instalándose el ejercicio colectivo de análisis de conciencia y de autocrítica donde se revisa la contribución como sociedad para que suceda lo que vivimos hoy”.
Ya hemos perdido la cuenta,
Y el saldo está olvidado,
De esta narcoguerra cruenta,
Que todo nos ha arrebatado.
Allí, en la misa ofrecida el lunes en Catedral por los 52 años de Noroeste, el ingeniero Manuel Clouthier Carrillo se refrendó como el muro que es en defensa del periodismo libre, origen y razón de ser del periódico. Fue rodeado en la celebración por los trabajadores que son puntales y centinelas de una línea editorial íntegra. Agradezco este espacio del que dispongo como parte del gran equipo que dirige Adrián López.