Ballenas habitantes del Golfo, su importancia en el ecosistema y sus amenazas
La vida en la Tierra surgió en los océanos. Con el tiempo, algunos de sus habitantes conquistaron la tierra firme para luego retornar al mar, adaptándose y evolucionando hasta convertirse en los majestuosos mamíferos marinos que hoy conocemos.
Ballenas, delfines, marsopas, focas, lobos marinos y manatíes, aunque ahora los asociamos con el océano, tienen un origen terrestre. Como expresó el capitán Nemo al señor Aronnax en Veinte mil leguas de viaje submarino: “Del mar venimos y al mar regresamos”.
Los mamíferos marinos son un grupo diverso de especies que, aunque descienden de ancestros terrestres, desarrollaron adaptaciones únicas para vivir en ambientes acuáticos. Entre ellos se encuentran los cetáceos, divididos en dos subórdenes principales:
1. Odontocetos: Son los cetáceos dentados, como los delfines, las orcas y los cachalotes. Poseen dientes y se alimentan principalmente de peces y calamares.
2. Misticetos: Conocidos como ballenas barbadas. Incluyen especies como la ballena azul y la ballena jorobada. En lugar de dientes tienen barbas que utilizan para filtrar organismos del agua.
Tradicionalmente, el término “ballenas verdaderas” se ha utilizado para referirse a las especies de misticetos, debido a las barbas características que las distinguen.
El Golfo de México es hogar de una notable diversidad de ballenas, desde la imponente ballena de Bryde (Balaenoptera edeni) hasta la peculiar ballena de Rice (Balaenoptera ricei) endémica del Golfo de México. Estas criaturas no solo embellecen nuestras aguas con su presencia, sino que desempeñan roles ecológicos fundamentales. Al alimentarse y migrar, contribuyen al transporte de nutrientes, fertilizando las aguas y apoyando la productividad de los ecosistemas marinos (Pearson et al., 2022).
Sin embargo, las ballenas del Golfo de México enfrentan numerosas amenazas a raíz de las actividades humanas (Carreta et al., 2004; Cubero 2022). El tráfico marítimo, las redes de pesca, las exploraciones petroleras y los disturbios acústicos, interfieren con la capacidad de las ballenas para comunicarse, navegar, encontrar alimento y sobrevivir (Nisi et al., 2024; Cubero 2022).
La industria petrolera, en particular, ha tenido un impacto negativo en la vida de los cetáceos (NOAA, 2021). Uno de los eventos más devastadores fue el derrame de la plataforma Deepwater Horizon en 2010, ocurrida en el Golfo de México, que liberó millones de litros de crudo, afectando gravemente a por lo menos 22 poblaciones de cetáceos, lo que representa aproximadamente 15 especies (NOAA, 2021).
Entre los efectos negativos a largo plazo de este evento, se ha observado una reducción en la fertilidad y un aumento en la probabilidad de que estos animales tengan problemas de salud. De hecho, se estima que el tamaño poblacional de algunas especies de cetaceos se redujo hasta en un 51 por ciento en sólo una década (NOAA, 2021).
Además del riesgo de derrames, las exploraciones sísmicas para la búsqueda de hidrocarburos representan otra amenaza (Gillespie et al, 2003). Esta exploración genera ruidos de alta intensidad que interfieren con la comunicación, orientación y patrones de comportamiento de las ballenas, afectando sus rutas migratorias y su capacidad para encontrar alimento (Gillespie et al, 2003). Además, el aumento del tráfico marítimo asociado a esta industria incrementa el riesgo de colisiones fatales entre embarcaciones y ballenas (Gillespie et al, 2003; Nisi, 2024).
El cambio climático es una amenaza más que se suma (Cubero 2012; Moore et al., 2001). Las alteraciones en las temperaturas del agua y la disponibilidad de presas alteran las migraciones y patrones de alimentación de las ballenas (Rice et al., 1984). A la par, el aumento de la temperatura del agua puede llevar a cambios en la distribución de las especies, obligándolas a buscar nuevos hábitats que pueden no ser tan adecuados para su supervivencia (Moore et al., 2001).
Desde la legendaria “Moby Dick”, hasta las ballenas que hoy surcan nuestros mares, las ballenas capturan la imaginación humana, simbolizando tanto la grandeza como la fragilidad de la naturaleza. Para mí, las ballenas son esas guardianas del aliento puro y sano del mar. Protegerlas es esencial, no solo por su valor intrínseco, sino porque, son organismos clave para el flujo de materia y energía del planeta.
Es imperativo que adoptemos prácticas sostenibles y enfoques innovadores para garantizar que estas majestuosas criaturas continúen enriqueciendo nuestros océanos y nuestra cultura.
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El autor es Antar Pérez, especialista en Ciencias Marinas de Oceana en México
Literatura Citada
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Pearson, Heidi & Savoca, Matthew & Costa, Daniel & Lomas, Michael & Molina, Renato & Pershing, A. & Smith, Craig & Villaseñor-Derbez, Juan & Wing, Stephen & Roman, Joe. (2022). Whales in the carbon cycle: can recovery remove carbon dioxide?. Trends in Ecology & Evolution. 38. 10.1016/j.tree.2022.10.012.
Carretta, James V; Oleson, Erin M; Baker, Jason Daniel; Weller, David William; Lang, Aimée R; Forney, Karin A; Muto, M; Hanson, Brad; Orr, Anthony James; Huber, Harriet R; Lowry, Mark S; Barlow, Jay; Moore, Jeffrey E; Lynch, Deanna; Carswell, Lilian; Brownell, Robert L. (2015). 2015 U.S. Pacific Marine Mammal Stock Assessments: 2015. U.S. Department of Commerce, NOAA Technical Memorandum NMFS-AFSC-161.
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Rice, D. W., Wolman, A. A., & Braham, H. W. (1984). The Gray Whale, Eschrichtius robustus. Marine Fisheries Review, 46(4), 7-14.
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Nisi, Anna & Welch, Heather & Brodie, Stephanie & Leiphardt, Callie & Rhodes, Rachel & Hazen, Elliott & Redfern, Jessica & Branch, Trevor & Barreto, Andre & Calambokidis, John & Clavelle, Tyler & Dares, Lauren & Vos, Asha & Gero, Shane & Jackson, Jennifer & Kenney, Robert & Kroodsma, David & Leaper, Russell & Mccauley, Douglas & Abrahms, Briana. (2024). Ship collision risk threatens whales across the world’s oceans. Science. 386. 870-875. 10.1126/science.adp1950
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